sábado, 28 de julio de 2012

URGENTE: NECESITAMOS UN / A LIDER


(Publicado en el Diario de Cádiz en febrero de 2010 y actualizado a 28 de julio de 2012. Pocos cambios, siempre a peor, en nuestro panorama político)

Definitivamente, los líderes de los partidos mayoritarios, PSOE y PP, no se entienden, ni tienen ganas de entenderse, la ruptura es evidente y el abismo que los separa se agranda por minutos. No hay tregua, es una lucha sin cuartel de la que los mas perjudicados somos los españoles, cuyas estadísticas de paro laboral son de escándalo.


           El panorama es desolador, nuestras empresas no son competitivas, el absentismo laboral rebasa con creces lo admisible, los niveles de formación de los españoles han caído en picado, el país se desintegra en 17 pequeños reinos de taifas superpoblados de un funcionariado excesivo y caro, las arcas públicas tienen telarañas y la deuda externa crece sin cesar.


           Zapatero no atendía a razones ni de sus afines. No sabía como salir de esta gravísima situación, que le recordaba todos los días la prensa extranjera especializada, las autoridades económicas comunitarias y hasta sus correligionarios. Ha negado tan tozudamente la realidad, ha presumido,  sin rubor, de una situación que solo él veía como excelente, (“ya hemos sobrepasado a Italia y vamos a por Francia, aunque no le guste a mis amigos Berlusconi y Sarkozy”, decía no hace tanto ante un grupo de empresarios norteamericanos) que reconocer errores, cambiar radicalmente su política económica se antojaba imposible.


          Rajoy no quiso ser cómplice del desastre, subirse a un carro que bajaba sin frenos una pronunciada pendiente solo conseguiría prolongar la agonía y dar finalmente con sus huesos en el mismo abismo. Lo que resulta alarmante, para él y de paso para el país, es que, una vez realizado el relevo, su falta de pedagogía, su nefasta política de comunicación y su escaso poder de convicción,  le hayan llevado de nuevo a unos índices de popularidad personales muy por debajo de lo esperable en alguien que ha logrado una mayoría absoluta tan recientemente.


          El Presidente del Gobierno y sus mas inmediatos colaboradores han tenido seis meses para “convencer” a los españoles de que realmente eran la alternativa. La situación, no solo económica, sino general, a la que nos condujo Zapatero, sin duda el peor Presidente de Gobierno de la democracia, por ahora, no podía ser más propicia.

           Admitamos como cierto que un numero importante de españoles, algunos millones en cada caso, son fieles votantes de uno u otro partido. Esa constante se viene repitiendo en todas las elecciones. Entonces, ¿Cómo se ganan unas elecciones? Sencillamente, aunque sea difícil, logrando que esos otros millones de votantes no condicionados ideológicamente, o por otras motivaciones, voten a quien logre convencerles de su proyecto y de la capacidad necesaria para cumplirlo. Es decir, alguien con madera de líder.

             También, y parece ser el caso, por la nefasta labor de un Gobierno sin ideas, agotado y en desplome absoluto.


             Veamos ahora los valores que podrían definir a una de esas personas destacadas, lo que llamaríamos hoy un/a líder: el carisma -“cualidad para motivar la admiración de los demás”-, el esfuerzo, el trabajo responsable, la perseverancia para lograr unos objetivos, la capacidad de transmisión a los demás -de “llegarnos”, se dice coloquialmente-, de ser personas “creíbles”, personas en las que confiar.

             Bien es verdad que no se vislumbran en nuestro panorama político actual hombres y mujeres con esas virtudes extraordinarias personales con las que algunos seres se ven agraciados, eso no es exigible a quien no ha sido dotado por la naturaleza, pero sin llegar a la excelencia, existen cualidades que si son exigibles a quienes vamos a entregar buena parte de nuestro futuro, virtudes como la honradez, el trabajo continuado y responsable en aras del bien común, un cierto carisma, y que , por lo menos, creamos en ellos y en lo que nos proponen.


             Aunque ya sabemos que encontrar hoy en nuestra clase política a esas personas que “arrastran multitudes” no es fácil, no es menos verdad que los necesitamos, tenemos la urgente necesidad de creer en algo, o en alguien. ¡Estamos tan defraudados¡

              A veces no somos conscientes de a quien entregamos el poder, en manos de quien ponemos nuestras vidas, y, llegadas las elecciones, se vota “al menos malo”, “en contra de”,  “por obligación partidista”…y mil sinrazones más, pero casi nunca es: “porque creo en esa persona, en su proyecto, porque me convence, porque es honrado, trabajador y busca el bien común”, como debería ser.

Salvo la extinta UCD, que se inmoló con luchas internas y algún empujoncito desde fuera, los partidos han perdido el poder más por errores propios que méritos ajenos. La situación actual, repito, no solo económica, sino general, aunque lo mas importante y definitivo sea la descomunal tasa de desempleo, es lo suficientemente grave como para que ya haya muchos españoles desengañados del cambio y se sientan otra vez huérfanos de liderazgo.


            Que la Sra. Rosa Diez, con un partido que casi cabe en un taxi, sea la líder mas valorada por los españoles, dice mucho en su favor y muy poco de los demás políticos.

              Es el reflejo de la opinión que los españoles tenemos de nuestra clase política, y que esta se ha ganado a pulso, error tras error, fracaso tras fracaso, corrupción tras corrupción.


             España, tras el estrepitoso fracaso Zapatero y la pérdida de popularidad de Rajoy y de su política, necesita con urgencia la aparición de políticos jóvenes, de alta calificación profesional, inteligentes, íntegros, honrados y…creíbles. Da igual a qué partido pertenezcan.

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