sábado, 28 de febrero de 2015

PACHECO Y LA JUSTICIA

Publicado en el Diario de Cádiz el sábado 28 de febrero de 2015


       No creo que la famosa frase del ex alcalde jerezano para descalificar a la justicia española haya sido la causante de la condena de cárcel que ahora cumple, supongo, porque no tengo conocimiento suficiente, que sus razones habrán tenido los jueces para condenarle, al margen de que no les gustara la frase que, por si acaso, no me atrevo a repetir.

      Mi relación con Pedro Pacheco no pudo ser más fructífera. Andábamos un grupo de padres de niños sordos, capitaneados por el incansable Dr.Bartual, empeñados en la construcción de un colegio para estos niños, recorriendo ciudades de la provincia donde, un alcalde nos proporcionaba un solar en zona verde y había que parar las obras una vez iniciadas, otro nos exigía la compra de la parcela contigua a precio de oro y así hasta que Pedro Pacheco, al Ayuntamiento de Jerez, nos cedió el solar, en lo alto de una loma a la entrada desde Cádiz, donde desde hace muchos años, pintado de rosa, está nuestro colegio de niños sordos.

      No sé lo que haría después ni por qué dijo lo que dijo de la justicia, pero tras contemplar como los sumarios judiciales duran mucho más que la carrera universitaria de un mal estudiante, los condenados a prisión se escapan sin que se hayan tomado medidas cautelares, los escritos tardan meses, si no años, en pasar de un despacho al de al lado, los expedientes, que cuentan los folios por millares, se amontonan en sillas o en el suelo, la absoluta falta de comunicación e información entre distintos juzgados, aunque lleven causas estrechamente relacionadas, la falta de jueces instructores que imposibilita un amplio y cabal conocimiento de tan extensos sumarios y retrasa sine die resoluciones que perjudican gravemente a quienes se ven involucrados en esas causas, no me extraña, a casi nadie extraña, la frase de Pacheco sobre la justicia española.  

      Por no pecar de injustos, hay que añadir de inmediato que en ese colectivo de servidores públicos hay personas conscientes de la transcendencia de su trabajo, que intentan cumplir plazos y dedican más horas que las que deberían por paliar el desastre, pero el sistema no funciona y ese empeño resulta baldío.


      Algún día, yo no lo veré, la justicia será independiente y eficaz.

viernes, 20 de febrero de 2015

EUROPA EN PELIGRO



       No será porque no estemos avisados, pero resulta muy difícil, por no decir casi imposible, prever cuando y donde los terroristas van a perpetrar un nuevo atentado. Cuentan con demasiadas ventajas para elegir el objetivo, el lugar, el momento…

       Un mes después de París, el pasado fin de semana ha sido Copenhage la ciudad europea elegida por el terrorismo yihadista para sembrar de nuevo la muerte y el dolor entre ciudadanos pacíficos y anónimos sin que se pueda siquiera intuir una mínima causa de esta sinrazón.

       Antes lo fueron Nueva York, Madrid, Londres, Casablanca, y tantas otras en Oriente y Occidente, no hay lugar que escape a la amenaza. Acabo de regresar de Italia y he visto al Ejército protegiendo algunas embajadas y los controles de los aeropuertos, que tanto nos molestan, más estrictos que nunca.

       Es igual, no necesitan razones ni excusas para actuar como lo hacen. Es el terror por el terror. Al Qaeda, Boko Haram, el autodenominado Estado Islámico o la Jemaah Islamiyah, que según fuentes gubernamentales filipinas intentó asesinar al Papa Francisco durante su reciente visita a Manila, son partes de un todo terrorífico.

       En la ciudad de Braunschweig, al norte de Alemania, se ha cancelado el desfile del Carnaval por una alarma cierta sobre un  atentado yihadista  durante las celebraciones del domingo 15 de febrero.

Los servicios de inteligencia, las policías y cuerpos de seguridad están en permanente alerta y trabajando en la detección de posibles atentados, en desarticular células y detectar el regreso a los países occidentales de los combatientes yihadistas en Siria e Irak, en frenar la captación  de jóvenes para el yihadismo.

Difícil lucha contra el fanatismo la que libran nuestros cuerpos especializados en esta amenaza, pero hay una cuestión aun más compleja e importante de la que se habla poco: la financiación de estos grupos. Financiación que les permite la adquisición de armas cada vez más sofisticadas y caras, de las más avanzadas técnicas de comunicación, de los más modernos medios informáticos.

Se sabe que el tráfico de drogas y la venta de petróleo son esenciales para la pervivencia de estos grupos, y los ejércitos occidentales procuran con sus bombardeos cortar estas vías de abastecimiento, pero evidentemente no es suficiente. La única posibilidad de derrotar al terrorismo yihadista está en los propios países musulmanes moderados, igualmente víctimas de esta barbarie.

Como manifestó el pasado 21 de enero en Estambul, en una reunión de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) que agrupa a 57 países, el Primer Ministro turco Davutoglu: “Nadie será capaz de detener el ascenso del Islam en Europa”. Nadie, cabe aclarar, se refiere a los países europeos, nadie, añado, que no cuente con la colaboración de países árabes como Jordania, Turquía, Yemen, Argelia o Egipto.

Como ya anunció el mismo día 21 de enero la responsable de Política Exterior Europea, la italiana Federica Mogherini, tras la reunión de Ministros de Asuntos Exteriores comunitarios: “Se trata de diseñar proyectos específicos para lanzarlos en las próximas semanas con países concretos ( del mundo islámico) para incrementar la cooperación en materia antiterrorista”.

Es una guerra total y como tal hay que afrontarla, todos los esfuerzos son pocos y toda la cooperación imprescindible. Si no es así, tendrá razón el Primer Ministro turco, pero no el ascenso del islamismo moderado y pacífico, sino el violento y asesino.


sábado, 14 de febrero de 2015

PACO VÁZQUEZ

Publicado en el Diario de Cádiz el sábado 14 de febrero de 2015

       Le conocí en 1982 en La Coruña (escribo en español, como escribiría Nueva York o Londres), cuando aun no era su alcalde y el PSOE no había ganado las primeras elecciones generales. Fui expresamente a verle, junto con otro compañero, para un asunto de gran importancia política que nos llevó, de regreso, a visitar también a Enrique Múgica, por entonces presidente de la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados.

Recientemente, en Jerez, asistí a una conferencia suya tras la que recordamos aquel encuentro del 82. Entre ambos encuentros, Francisco Vázquez ha sido alcalde de La Coruña elegido siempre por mayoría absoluta y Embajador de España en la Santa Sede, destino que colma su sueño de católico practicante, como le gusta identificarse.

Luego le oigo habitualmente en tertulias donde su ponderación, sentido común, fidelidad a sus convicciones políticas y  patriotismo destacan entre tanta mediocridad a la que nos tienen acostumbrados los políticos actuales.

      Le traigo hoy a esta columna, después de asistir, a través de los medios de comunicación, al espectáculo del PSOE de Madrid y la implicación de sus compañeros de partido andaluces en casos de corrupción como  los “eres” y cursos de formación.

      Es muy grave, no ya para el PSOE, sino para España, que el partido que más tiempo ha gobernado y alternativa real al Gobierno de la Nación, no haya sabido realizar la renovación de sus dirigentes sin perder calidad humana y política, sin encontrar líderes que no nos hagan añorar a los Paco Vázquez, Enrique Múgica o Joaquín Leguina, por citar solo algunos de una nómina más numerosa, a los que, aunque no se compartan ideales y principios, hay que reconocerles su sentido de Estado, su búsqueda del bien común por encima de intereses personales o partidistas.

      Se me podrá decir que tampoco los políticos de la Transición fueron tan ejemplares, o al menos no todos, pero uno de ellos, Alfonso Guerra, el de más larga experiencia, a una pregunta mía al respecto, en una mesa redonda en la Universidad de Cádiz, respondió que uno por uno, e incluía a los de su partido, los de hoy no resistían la comparación.


sábado, 7 de febrero de 2015

MOSCAS EN LA CARA



             Nos resulta muy molesto tan solo evocar esa imagen que no quisiéramos ver nunca en los televisores, mientras damos buena cuenta de nuestra bien condimentada y abundante comida, de niños africanos de vientre hinchado y claros síntomas de desnutrición, que se llevan a la boca un escaso trozo de cualquier alimento recibido de la ayuda internacional, mientras las moscas se posan en su cara.

          Deseamos que pasen pronto, que se eliminen de nuestra vista con la misma celeridad que se eliminan de nuestras conciencias. No quisiéramos haberlas visto nunca para no recordarlas.

          Estábamos debatiendo, un grupo de directivos de una ONG que lleva veinticinco años de ayuda humanitaria y proyectos de desarrollo en regiones muy empobrecidas del mundo, la forma de concienciar a nuestra sociedad para que se comprometa, para que haga algo por aliviar tanta miseria.

          Llegamos a la conclusión de que es necesario reeducar a nuestros conciudadanos, conseguir que hagan suyos estos problemas, que sientan en lo más profundo de sus corazones que ese niño con la cara llena de moscas también le concierne a él, aunque esté físicamente a miles de kilómetros.

          No seamos injustos, no todos son así, hay muchas personas que entregan lo que pueden para aliviar estas situaciones, unos su tiempo, otros su dinero o su trabajo, son los voluntarios que pueblan estas organizaciones, pero claro, la necesidad es casi infinita. No es solo ese niño, son millones de niños con hambre, con enfermedades incurables, sin techo donde cobijarse, sin ninguna posibilidad de tener una mínima educación y no digamos estudios y un desarrollo personal.

          Pero también adultos que milagrosamente han sobrevivido a tantas dificultades, millones de refugiados que huyen de guerras y persecuciones o víctimas de catástrofes  naturales o provocadas por otros hombres, necesitan ayuda. Como digo, las necesidades superan con muchísimo a los recursos que gobiernos y ciudadanos voluntarios han sido capaces de aportar hasta ahora.

          Dicen, quienes han tenido la ocasión de vivir de cerca estas situaciones, que por poca sensibilidad que se tenga quedan marcados para toda su vida, pero no son muchos los que tienen el coraje, el valor y el privilegio, si el privilegio porque les va a marcar para siempre, de vivirlo.

          ¿Qué hacer para que tantos buenos ciudadanos no pasen olímpicamente de tanto drama? ¿Qué hacer para que esas imágenes, que no queremos ver, nos hagan saltar como un resorte y hacer algo, lo que sea, por ayudar aunque mínimamente?

          La respuesta, desgraciadamente, ya no está en quienes observan la vida, los muchos dramas que nos rodean, sin que apenas les afecten. La respuesta está en los jóvenes, los niños de hoy, a quienes hay que enseñar a ser solidarios con quien sufre,  a hacerse participes de los graves problemas que viven tantos seres humanos a veces sin más motivo que haber nacido en una determinada zona geográfica.

          Esa ONG de la que estoy hablando, que trabaja en Perú, Mozambique y también en España, tiene tres áreas. Las ya mencionadas de Ayuda Humanitaria (los peces), de Proyectos de Desarrollo (las cañas de pescar) y la más importante, la de Educación para el Desarrollo, la conciencia de los valores solidarios que intenta transmitir a niños y jóvenes del llamado mundo desarrollado y también a sus profesores, medios de comunicación y creadores de opinión. Un titánico esfuerzo por recuperar valores  perdidos por esta sociedad del consumo, egocéntrica y nihilista. Está en juego la vida de millones de seres humanos.