sábado, 4 de agosto de 2012

BRITA Y EL SENADO

(Diario de Cádiz, sabado 5 de Agosto de 2012)


He conocido al “observador imparcial” (“No es país para cuerdos” y “Rafa Nadal”). Es nórdica, inteligente y está trabajado en una Tesis sobre nosotros, los españoles del siglo XXI y, aunque yo soy más del XX, me he ofrecido a ayudar en su trabajo. Su nombre es Brita.


          Le proporcioné un libro recién editado: “La Casta Autonómica”, de los periodistas Sandra Mir y Gabriel Cruz, que lleva por subtítulo, “La delirante España de los chiringuitos locales”. Todo un tratado de las peculiaridades que adornan a nuestra clase política y de lo que han sido capaces de hacer en solo treinta años. ¡Increíble!


           Si no hubiera sobrevenido esta tremenda crisis económica, moral, y de valores, quizás nunca se hubieran conocido tantos desmanes, pero, algo bueno tenía que traernos tanto sufrimiento.


          Brita me pregunta por nuestra “Cámara de segunda lectura”, o “Cámara territorial”, o no se sabe muy bien qué… no entiende como el Senado español tiene 266 senadores, cuando el de los USA, con más de 300 millones de habitantes, sus cincuenta estados solo están representados por 100, o los 15 estados alemanes tan solo cuentan con 69. No cree que tantos excesos de personal o de gasto justifiquen la pervivencia de un organismo del que no se conoce un solo resultado legislativo en treinta años.


          No sé que decirle, me temo que pregunte a continuación por las Diputaciones Provinciales, los 3.000 minúsculos Ayuntamientos, o por qué hay políticos con retiros dorados, dobles o triples sueldos, duplicidades administrativas…, o lo que es peor, igual se le ocurre que le explique el funcionamiento de nuestro “Estado Autonómico”, y me arrepiento de haberme ofrecido a ayudarle. ¿Quién puede responder coherentemente a ese tipo de preguntas?


          Medito mi respuesta, pero no se me ocurre nada. Como millones de españoles no veo la lógica de esta sinrazón y, por fin, rompo el incómodo silencio para explicarle que, lo peor de todo no son esas situaciones tan incomprensibles para una mente lógica, lo peor es que los llamados a poner remedio, los políticos, no están por la labor, no hacen nada al respecto (o solo gestos mínimos y aislados). Se trata de una auténtica reforma política del Estado y nadie se atreve a asumir tanta responsabilidad. Haría falta un amplio consenso y el valor de someterlo a referéndum. De momento ni se lo plantean.






1 comentario:

  1. No solo Brita y otros "observadores imparciales" extranjeros. La inmensa mayoría de los españoles tampoco comprendemos como se mantienen y todavia se siguen creando organismos, empresas publicas, asociaciones y mamandurrias diversas, incluidas las sidicales.

    ResponderEliminar