Esta columna tenía que haberse publicado el sábado 26 de Marzo en el Diario de Cádiz. Al no haber prensa escrita ese día, se publicará con posterioridad. Por no faltar a nuestra cita semanal lo público en el blog. Feliz Pascua de Resurrección!!!...con un ABRAZO para todos los lectores.
Estaban apenas a unos metros, dos hombre de mediana edad, nada destacable en sus apariencias, se fundieron en un apretado abrazo, intenso, fuerte, eterno. Los brazos recorrían las espaldas en un movimiento ascendente y descendente lento, pausado como no queriendo que acabara nunca. Las manos abiertas intentando abarcar el máximo abarcable. No hay gesto que exprese más y mejor, que sea más expresivo de amor mutuo, de cariño, de perdón, de buenos sentimientos.
Los veía y pensaba que estaba
presenciando algo bello y limpio, la mejor versión que el ser humano es capaz
de dar de sí mismo. Y pensé que todos necesitamos ser queridos así. Mejor aún,
querer y ser queridos. En realidad vivimos para eso. Lo decía hace unos días en
esta misma columna: “se es ser
humano en función de nuestra pertenencia a la humanidad, de nuestra relación
con los demás”.
También, pensé, es un gesto de
reconciliación y perdón, si es que tenían algo que perdonarse mutuamente o de
una de las partes. El abrazo era exactamente igual de intenso, quien perdonaba
y quien era perdonado. ¡Cuánto
significado en un gesto sin palabras!
Me acordé de una escena que vi en
televisión: Un hombre joven, en una plaza de una ciudad española, no recuerdo el
nombre, ofrecía abrazos. Algunas personas se le acercaban y abrazaban. ¿Era una
necesidad suya o de quienes le abrazaban? Quizás de los dos, todos lo
necesitamos.
Cariño, perdón, necesidad de ser
amado…sentimientos nobles que dignifican a un ser humano que, en este tiempo
que nos ha tocado vivir, parece desposeído de valores positivos. Digamos que
junto a tanto negativismo y maldad como evidenciamos de continuo, hasta el peor
de nosotros es también capaz de mostrar sentimientos nobles. En esa guerra sin
cuartel entre el bien y el mal, el yin y el yang orientales, el ángel y el
demonio que llevamos dentro, inclinemos la balanza, potenciemos lo que nos hace
mejores.
Jueves Santo, día del amor fraterno…hagámoslo posible.
En eso estaba cuando oí a mis espaldas
el grito de mi nieta: ¡Abueloooo !!!
Corrió hacia mí y nos fundimos en un apretado abrazo.