sábado, 5 de julio de 2014

REGENERACIÓN DEMOCRÁTICA

Publicado en el Diario de Cádiz el sábado 05 de Julio de 2014

     Es la frase de moda, aunque cada uno la llame de forma distinta, desde el antisistema Podemos (que quieren cambiarlo todo), pasando por los candidatos a la secretaría general del PSOE y llegando a Mariano Rajoy (que quiere cambiar muy pocas cosas).

      Por fin, aunque muy tarde, nuestros políticos se han convencido, o más bien los ciudadanos les han hecho ver, que la Constitución, nacida hace 36 años, en muy distintas circunstancias sociales, económicas, políticas y mundiales, necesita algunas actualizaciones y mejoras, tras las experiencias acumuladas.

      Han caído en la cuenta, insisto en que muy tarde, de que con este invento de las autonomías se ha creado un monstruo administrativo con 18 cabezas y un funcionariado muy superior al de países que nos doblan en población. El problema es que hay que tener mucho valor y jugarse muchas cosas para desmontar, si quiera parcialmente, un tinglado que da de comer a cientos de miles de políticos y funcionarios.

      Se han caído del guindo y empiezan a pensar en democratizar sus chiringuitos, hacer primarias, listas abiertas y lo que se tercie, todo menos irse a su casa o buscar otra ocupación, sobre todo si no saben hacer otra cosa.

      Los dos partidos que nos han gobernado hasta ahora le han visto las orejas al lobo, sobre todo el PSOE, con la aparición o el crecimiento de pequeños grupos que han conseguido una notable aceptación popular y pone en peligro el cómodo bipartidismo que estamos viviendo. Cómodo para ellos que aceptan la alternancia como mal menor.

      Los políticos ya saben que hay que estar más pegados al suelo, dar cuenta a sus electores del cumplimiento de sus promesas, ser transparentes, sobre todo en cuestiones económicas, y ganarse el sueldo con un trabajo siempre fiscalizado por los electores.

      Ya he dicho al principio que según qué partido o que líder, regeneración democrática quiere decir cosas distintas, pero es que si no se ponen de acuerdo no llegarán a ningún sitio, porque ya la experiencia democrática de estos 36 años nos dice que los cambios que un partido hace durante su mandato el  siguiente lo deshace nada más llegar al Gobierno, como por ejemplo las siete leyes de educación.

         Así las cosas veremos en qué queda toda esta repentina fe democrática.

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