viernes, 21 de febrero de 2014

LA EXTREMA IZQUIERDA


        Cuando el pasado 19 de octubre nos referimos en estas mismas páginas a “La Extrema Derecha Europea” lo hicimos considerando a los partidos políticos de esta tendencia que ocupan un sitio en la sociedad europea y en muchos casos, como vimos, alcanzando representaciones significativas en los distintos parlamentos nacionales y europeo.

 Más tarde hemos abordado la cuestión de los radicales políticos en “El imperio de la violencia” y “Los extremos se tocan”.

 La línea roja que debe dividir a partidos situados en los extremos del espectro político de los grupos radicales de uno u otro signo es el uso de la violencia. El problema es que, a veces, estos partidos o movimientos están tan próximos a grupos radicales y violentos que esa línea es traspasada, o simplemente alientan y justifican a esos grupos, no de muchos efectivos, cuyo ideario rechaza el principio de que los cambios sociales o políticos sean posibles a través de medios democráticos (como el parlamentarismo) y piensan que el orden establecido puede subvertirse sólo a través de la revolución, avalando incluso la violencia como método para llegar a ella.

 Establecida esta definición, a los partidos del corte del Frente Nacional francés o Amanecer Dorado en Grecia, cabria oponer la Socialdemocracia y el Eurocomunismo, mientras que más a la izquierda de estos situaríamos a los movimientos anarquistas y el comunismo libertario  que dan origen a múltiples grupos de estas ideologías a quienes en conjunto denominamos antisistema.   

No hay manera de recuperar el poder si no es organizando a los ciudadanos" se estableció en el debate organizado en el Ateneo de Madrid por “Espacio Público”, el pasado 16 de este mes de febrero, con la intervención de representantes de IU, PSOE, Podemos, Equo, Procés Constituent y el Partido X, y en el que se abogó por “aprovechar” las mareas y manifestaciones ciudadanas como un buen “punto de partida”, apostando por la unidad de la izquierda que “es plural y debe haber un respeto entre las distintas formas de expresión, como las mareas ciudadanas”, para añadir: "Existe lucha de clases y la vamos perdiendo. Las ganan las transnacionales”. Posiciones frente populistas de las que andamos muy sobrados en los últimos meses.

Tras el “éxito” de Gamonal (Burgos) los disturbios urbanos se trasladan a Alcorcón (Madrid), esta vez por la privatización de la recogida de basuras, con el resultado de 27 policías heridos y 15 “manifestantes” detenidos, tres de ellos  menores de edad. Ahora se han trasladado a Alcazar de San Juan (Ciudad Real), esta vez por la privatización del servicio de agua, que ya es privado en 36 municipios de esa provincia, algunos gobernados por la izquierda.

        El motivo es lo de menos, casi siempre para mantener la gestión pública sea de hospitales, recogida de basuras, agua o lo que se tercie, aunque existan por toda España numerosísimas experiencias de privatizaciones totales o parciales de servicios públicos con mejores resultados económicos y de calidad de las prestaciones, muchos de ellos en Ayuntamientos y Comunidades regidas por la izquierda, como Andalucía.

Si la violencia logra resultados, como en Gamonal, se autolegitima, se crece y establece como principio que es la única forma de derrotar al poder. Crecidos por el éxito, exportan efectivos, líderes, “mano de obra”, tácticas,  formación en guerrilla urbana y hasta uniformes, como los dos activistas, David e Ines, desplazados desde Burgos a El Puerto de Santa María (Cádiz), para “ayudar” a los vecinos, agrupados en el Foro Social Portuense,  que se oponen a la construcción de dos aparcamientos subterráneos.

Decíamos recientemente, en otro artículo, que según datos policiales, en España, en los últimos años, se han detectado 31 grupos radicales de izquierda y se han practicado 1374 detenciones. Grupos como el Movimiento Antifascista, el Movimiento Anticapitalista y el Red & Anarchist Skin Heads, conocido por las siglas R.A.S.H., a los que más recientemente se han unido algunos grupos ultras de equipos de futbol que actúan como guerrilla urbana y otros que han recibido adiestramiento de grupos de la izquierda abertzale en “terrorismo de baja intensidad”.

Que políticos como el Vicepresidente de la Junta de Andalucía, Diego Valderas (IU), manifieste públicamente su apoyo a las mareas y la lucha vecinal es, como mínimo, una tremenda irresponsabilidad. Lo curioso es que Valderas quiere movilizar a los andaluces pero no especifica si es ¿contra el gobierno del que forma parte?, ¿contra los sindicatos que han “distraído” en mariscadas el dinero de los EREs?, ¿contra las políticas de empleo de la Junta, que han logrado en 30 años ponernos a la cabeza de Europa en cifras de paro laboral? ¿contra las políticas educativas de la Junta que nos han llevado a ganar las olimpiadas de la ignorancia año tras año?. No lo ha dicho.

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