jueves, 6 de agosto de 2015

REFORMA CONSTITUCIONAL, BRINDIS AL SOL



              Escribo cada semana artículos de opinión donde expreso, con mayor o menor acierto y claridad, lo que pienso sobre temas de actualidad. Hoy, fundamentalmente, se trata de informar, no a Vds. queridos lectores, a quienes supongo suficientemente conocedores de nuestra Constitución de 1978 como para no caer en las simplezas de algunos políticos en activo (es un decir).
           Sin entrar en ningún tipo de concreciones, el PSOE basa su solución de la situación catalana en una reforma de la Constitución de 1978 transformando España en un Estado Federal. La Constitución prevé en su articulado los mecanismos para su reforma: La Constitución determina que la decisión de efectuar una reforma de las indicadas en el art. 168.1 ha de ser aprobada por mayoría de dos tercios de cada Cámara.
         En caso de que el principio de reforma constitucional sea aprobado por la citada mayoría en ambas Cámaras, se ha de proceder a la inmediata disolución de las mismas. Las Cámaras elegidas a continuación deben primero ratificar la decisión, para lo cual se exige una mayoría simple a favor de la reforma en el Congreso  y mayoría absoluta en el Senado.
Después han de proceder seguidamente al estudio del texto del proyecto o proposición de reforma constitucional, que debe ser aprobado en ambas Cámaras por mayoría de dos tercios (2/3). Una vez aprobada por las Cortes Generales ha de ser sometida la reforma a referéndum para su ratificación.
          Es decir, cualquier iniciativa por parte de un solo partido político para una reforma de calado de la Constitución de 1978 es un imposible, así que cuando Pedro Sánchez se ofrece como "solucionador" de la cuestión catalana, mediante una reforma constitucional que nos lleve a un Estado Federal asimétrico, es como si estuviera ofreciendo la luna. Ni el PSOE, ni el PP ni ninguno otro partido puede hacer nada por sí solo.
          Está bien que equipos de expertos "constitucionalistas" estudien su articulado e incluso propongan las modificaciones, algo que ya hizo en 2013, el Aula Política del Instituto de Estudios de la Democracia de la Universidad San Pablo – CEU que dirige José Manuel Otero Novas en su obra “Recuperar España. Una propuesta desde la Constitución” para la que contó con la colaboración de numerosas “personalidades del pensamiento o de la vida política de las que recibieron aportaciones plurales en sesiones especiales y separadas”, como Francesc de Carreras, Soraya Sáez de Santamaría, José Bono, Enrique Álvarez Conde, Pedro González Trevijano y hasta la treintena de aportaciones externas. Un trabajo hecho desde la experiencia y el conocimiento que duerme el sueño de los justos en los cajones de muchos políticos españoles.
          Cualquier reforma en ese sentido debe, forzosamente, partir de propuestas concretas, consensuadas con otras fuerzas políticas dispuestas a seguir el complejo proceso descrito más arriba.
          Más sentido tiene la propuesta de Albert Rivera: “Un pacto con PP y PSOE para reformar España”, al menos, si llegan a un consenso, primero sobre lo que hay que reformar y segundo sobre cómo, solo estarían a un paso de lograr el objetivo, un paso nada fácil: el referéndum.
           Que quieren que les diga, soy pesimista, no estamos en la transición de los setenta, cuando desde la derecha a la izquierda, pasando por los nacionalistas vascos y catalanes, lo que querían era terminar con un régimen autoritario e implantar una democracia donde todos tuvieran cabida. Había miedo a que el ejército obstaculizara o se opusiera al proceso, no había más interés que salir de aquello de forma pacífica, sin que las lógicas discrepancias pasaran a primer plano. Había que ceder por todas partes para que, ante un posible impasse, los poderes fácticos no tuvieran la tentación de recuperar la dirección del país.
          No estamos en eso, España, la democracia española, ha transformado a nuestra sociedad, y el ejército, tras la vacuna del 23 F, asume su función de garante de la seguridad exterior e interior del país, a las órdenes del ejecutivo.
          La dificultad está, en primer lugar, en el acuerdo entre partidos. Cuando cada uno de ellos habla de reforma constitucional lo hace en referencia a cuestiones diferentes por lo que el acuerdo se antoja difícil. Si el consenso en temas como la sucesión a la corona, podría fácilmente acordarse, nada hay que hacer en cuanto se pretenda modificar la cuestión territorial y las competencias transferidas. Las tensiones de una y otra parte, las centrípetas de algunos partidos nacionales y las centrífugas de los nacionalistas periféricos son en esto irreconciliables. Se ha ido demasiado lejos y ahora el regreso a la racionalidad se antoja muy difícil.
         No ya reformar la Constitución, hasta gobernar, tras las próximas elecciones generales, va a requerir el acuerdo entre dos o tres partidos. El PSOE, como ha hecho en las elecciones autonómicas y municipales, es capaz de pactar con quien haga falta, su objetivo, repetido hasta la saciedad, es desalojar al PP del gobierno. 
          Nulas son pues sus promesas a los independentistas catalanes de reformar la Constitución sin el concurso de los populares. No se puede estar a la vez rechazando y combatiendo, a cualquier precio, al Partido Popular para, a reglón seguido, negociar imprescindiblemente con ellos una reforma constitucional.
La política puede ser “el arte de lo posible”, pero a veces los políticos se empeñan en proponer lo imposible. ¿Es que no se paran un momento a estudiar la viabilidad de sus propuestas?  Ofrecer reformas constitucionales, cuando no se ha dado ni un solo paso en el camino del consenso previo, es solo un brindis al sol.

4 comentarios:

  1. Rebosa sentido común, además de político. Muy bien.

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  2. Querido Jaime: El PSOE, como las cabras, en cuanto le dejas, se tira al monte, y esto ha sido así desde su fundador Pablo Iglesias (no confundir con su maligna reencarnación actual) hasta nuestros días.
    Salvo el periodo de Felipe (1982-1996), en que pareció que por primera vez la “E” de sus siglas cobraba su verdadero sentido, el resto de su historia ha estado siempre tirando al monte, por muchas caras con sonrisas tontunas y falsas que ponga, o se rodee hipócritamente de una enorme bandera española.
    Lo que dices Jaime, es necesario pero, ¿Cómo conseguir que el PSOE se transforme en un partido verdaderamente español y responsable?
    Un abrazo de uno de tus amigos que comparten contigo tus deseos, y que este año, además del calo,r ha tenido que soportar otros percances.

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    1. Muchas gracias, como siempre, por tus acertados comentarios.
      Para el calor, a veces, con un abanico se alivia, "los otros percances", como les llamas, son un poco más complicados pero el deseo, las ganas y, para los creyentes, las oraciones, tambien tienen su efecto positivo. Mucho ánimo. Un fuerte abrazo.

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  3. Magnífico artículo de la reforma constitucional. Gran análisis de la realidad.
    Un abrazo Paco

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