viernes, 17 de abril de 2015

BRING BACK OUR GIRLS



          Ni el eco queda ya de aquel grito desesperado “Bring back our girls”  que dio la vuelta al mundo en las voces más destacadas de las sociedades occidentales, pero desgraciadamente solo quedó en eso, un movimiento de protesta ante una atrocidad, ni única ni última, de unos seres ¿humanos? sin cerebro, sin señas identificables como seres racionales.

Hace un año, más o menos, escribía en estas mismas páginas como inicio de una desesperada crónica: “ Que el ser humano es capaz de las más loables heroicidades y de los más detestables crímenes, ya lo sabemos, pero nuestra      capacidad de asombro, de espanto más bien, ante hechos como el sucedido en Nigeriapero la capacidad de asombro ante tanta atrocidad se ve cada día desbordada, mientras la comunidad internacional, las “potencias” occidentales, solo hacen campañas con frases más o menos afortunadas, manifestaciones millonarias como la de Paris, incluidos los más poderosos mandatarios del universo conocido, pero en pocos días no queda ni rastro de tanto manifestante. Y de ahí no pasamos.

Organizaciones internacionales, como la ONU o la Unión Europea, no se ponen de acuerdo en acciones conjuntas y eficaces contra esta lacra que nos ha tocado vivir a la humanidad en los albores del Siglo XXI, e incluso partidos de la izquierda europea, algunos de nuevo cuño, se escandalizan y oponen ante propuestas de acciones militares, no sé si definitivas, pero en la línea de acabar con la amenaza. Aunque parezca mentira, existen colectivos que abogan por la acogida, el dialogo, la integración de los fanáticos. Reproduzco un párrafo del comentario recibido a raíz de la publicación de mi artículo “Nous catalans” en el Diario de Cádiz del sábado 11 de este mes de abril:

Y por otro lado aparece ahora el problema de la integración de este fenómeno en la sociedad catalana, también arteramente utilizado desde hace décadas por los independentistas, con el fin de desnivelar en favor de la lengua catalana la presencia social de la lengua española, al quedar diluida entre una masa mayor de lenguas africanas, favoreciendo que a Cataluña llegara, preferentemente, más inmigración africana que sudamericana de habla hispana. Este era un argumento reconocido públicamente desde hace décadas entre mis conocidos en Cataluña. Y así nos va. 

      En Reus, donde vivo, tenemos la desgracia de tener la mezquita más fanatizada de Cataluña. Alguno de los autores del atentado a las Torres Gemelas en New York, vivía en Salou (a 8km. de Reus), y tenía contactos con la mezquita de Reus. 

      Y ahora los catalanistas se rasgan las vestiduras y ponen verde al ministro del Interior: Fernández Díaz, por decir en voz alta que llevan años jugando con fuego y que los quemados que habrá en el futuro son responsabilidad suya.

No nos cansaremos de repetir y clamar, aunque sea en el desierto, que es imprescindible y urgente una acción conjunta y decidida contra las bases del terrorismo, contra sus líneas de financiación y abastecimiento, contra sus redes de reclutamientos de jóvenes a los que fanatizan e inmolan, contra sus líderes y, en definitiva, contra cualquier posible amenaza a nuestras vidas procedente del fanatismo yihadista.

Transcribo algunos párrafos de la web de la Iglesia Católica “Aleteia”  donde se reproducen algunas palabras del Papa Francisco sobre esta cuestión: El Papa Francisco dirige su apremiante llamamiento a la Comunidad internacional, para que, activándose para poner fin al drama humanitario en curso, actúe para proteger a cuantos se ven afectados o amenazados por la violencia”. El llamamiento del Pontífice se refiere al “Norte de Iraq” y no se refiere sólo a los cristianos, hay cien mil  huyendo, sino a todas las víctimas de la violencia. El calvario de los cristianos de la región de Mosul es sabido, y nuestros lectores lo conocen bien. Pero a las masacres de cristianos se añaden ahora las de los seguidores de otra religión, los Yezidíes. La Iglesia católica no aprecia particularmente las visiones gnósticas del mundo, pero hoy es entre los pocos en Irak que levanta la voz contra la masacre de esta minoría que acompaña a la de los cristianos.
 
      Pero protestar no basta. Cuando el Papa invita a la comunidad internacional a “activarse” y “actuar” para proteger a los que están amenazados por la ciega violencia de las milicias fundamentalistas, plantea evidentemente el problema de una intervención armada. Los iraquíes solos no pueden más. Las misiones humanitarias curan a los heridos y sobre todo entierran a los muertos, pero no impiden nuevas masacres. ¿Es justo mandar a los cazas a bombardear o a las tropas a combatir contra los terroristas del ISIL? Los problemas políticos son evidentes: muchas citas electorales han enseñado a los gobiernos de Estados Unidos y Europa qué impopular es mandar soldados a morir a tierras lejanas, incluso por las mejores razones humanitarias.
 
         Desde el punto de vista moral, sin embargo, el pacifismo absoluto como máscara de inconfesados intereses electorales no se corresponde con el magisterio de la Iglesia. No solo los papas se han mostrado a favor de la llamada “injerencia humanitaria”, sino que el Papa Francisco, como sus predecesores, nos remite a menudo al Catecismo de la Iglesia Católica. En el número 2265, éste enseña que “la legítima defensa puede ser no solamente un derecho, sino un deber grave, para el que es responsable de la vida de otro”.


He querido, expresamente, reproducir opiniones ajenas, más autorizadas que las mías, para reforzar los argumentos que, una y otra vez, exponemos en estas páginas a favor de una intervención armada, tan dura como sea necesaria para resultar eficaz. Lo hemos llamado: “Nous Catalans”,  “La cruzada del S. XXI”, “Terrorismo global”, “¿Dónde y Cuándo?”, y así hasta 14 veces…y las que sean necesarias.

5 comentarios:

  1. ¡¡¡¡Magnífico, Jaime, y (como siempre) totalmente de acuerdo!!!!! Por si me necesitaras o necesitases (no digamos nada si me necesitares), ya tengo el sable afilado. Otro abrazo fuerte con mi enhorabuena. Paco

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  2. José Antonio Pérez de Camino hijo20 de abril de 2015, 15:02

    Perdón por la intrusión. Sólo me gustaría decir que estaríamos todos mucho mejor si no se hicieran llamamientos a la guerra.
    Un saludo

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    1. Nada que perdonar y menos viniendo de quien viene.Todo lo contrario, muy agradecido.
      El problema es que si adoptamos esa postura no podemos quedarnos ahí, deberíamos aportar alguna solución. En este problema, como en muchos otros donde están en juego miles de vidas humanas, (por ejemplo los mil muertos de la inmigración en aguas del Mediterráneo de esta semana), no hay soluciones fáciles, sino costosas y dolorosas, pero algo hay que hacer para evitar que sigan muriendo a cientos o a miles seres inocentes cuyo único pecado es ser pobres, o negros, o cristianos o no tener un arma para defender a sus hijos.
      El gobierno de Nigeria intentó la negociación con Boko Haram, el resultado ha sido más secuestros y asesinatos. ¿Qué solución tiene estos? ¿Que diremos cuando se produzca una masacre, otra más, e España?
      Decía mi padre, que era militar, que el peor remedio, el último, era la guerra, pero cuando otro no es posible...
      Zapatero intentó una Alianza de Civilizaciones que no ha llegado a nada. Ojalá hubiera otra solución, pero me temo que contra el terrorismo suicida y fanático el dialogo no sirve. Se un poco de lo que hablo. El propio Papa Francisco, a quien muchos admiramos y seguimos, ha hablado de "guerra justa" cuando se trata de defender a inocentes que mueren o se ven obligados a huir de sus países.
      Muchas gracias. Saludos

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  3. José Antonio Pérez de Camino (hijo)21 de abril de 2015, 14:54

    Hola otra vez Jaime y lectores:

    Como es cierto aquello de que el que calla otorga, y como si no digo nada tal vez pudiera parecer que comulgo con todo lo que Jaime ha dicho en la respuesta a mi comentario, me resulta muy difícil no entrometerme de nuevo.

    Me sorprende que no salte a la vista el paralelismo entre los razonamientos de quienes pasan a luchar con el llamado Estado Islámico y de quienes, como Jaime en esta entrada, llaman a la guerra contra ellos: “de nada sirve negociar con ellos”, “no podemos seguir de brazos cruzados mientras ellos matan a inocentes”, “las autoridades religiosas están de nuestro lado”, “la guerra no nos gusta, pero es la única solución”. Este tipo de razonamiento solo se puede mantener en pie si uno se niega a ver las atrocidades que sufren o han sufrido los que se encuentran al otro lado. Por desgracia, atrocidades en ambas direcciones abundan.

    Dice Jaime que si se rechaza la guerra hay que proponer soluciones de otro tipo. Pues buen, lo mejor para evitar la violencia es, primero, dejar de participar en ella, y segundo, dejar de dar facilidades a grupos como los que cita Jaime para captar adeptos. Si desde occidente dejáramos de enviar armas, hambre y miseria al resto del mundo, y si no hubiéramos mandado a la muerte a cientos de miles de personas en Oriente Medio en los últimos años, se lo pondríamos muchísimo más difícil a organizaciones de este tipo.

    Por último, querría desmarcarme también de la idea de que la solución al problema de las muertes en el Mediterráneo tenga que ser dolorosa o costosa. Es fácil. Si fueran turistas europeos los que se ahoragaran en el mar, a todos nos lo parecería.

    Muchas gracias y disculpas también por esta nueva intrusión.
    Jose

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    1. Insisto, nada que disculpar, todo lo contrario. pretendo que este sea un foro donde cada uno exponga con absoluta libertad sus puntos de vista sobre cuestiones importantes y que a todos nos afectan. Siempre desde el respeto a las opiniones ajenas..
      En el caso del terrorismo y en el de las muertes de inmigrantes no solo nos afectan en conciencia, sino muy directamente..
      Yo planteo unas soluciones, unos puntos de vista que pretendo justos y basados en experiencias personales y que además, por los correos que recibo y manifestaciones directas, son bastante compartidos, pero tan válidos como los que piensan de otra forma, como es tu caso.
      Que las muertes siempre son dolorosas nadie lo duda y que la solución será costosa en medios humanos y materiales, creo que tampoco, pero a pesar de ello deben llevarse a cabo acciones que terminen con este baño de sangre.
      Son dos cuestiones distintas, aunque ambas actuales y cada día de mayor gravedad, el terrorismo y la inmigración. a ambas hay que poner remedio si no queremos que sigan muriendo seres humanos inocentes. Pero cada una de ellas tendrá un distinto tratamiento. Lo peor es no hacer nada y seguir viendo impasibles tanta desgracia. Sin olvidar a los millones de refugiados, que huyen de sus países por temor a ser degollados o quemados vivos.
      El próximo jueves se reúne la UE para abordar el tema de las inmigraciones (los miles de muertos que se producen). No tengo muchas esperanzas, porque todo lo que no sea solucionar el problema, (guerra, hambre, atención médica, etc.) en los países de origen, serán parches para paliar la situación actual, pero eso no evitará que se sigan produciendo muertes en el Mediterráneo.
      Muchas gracias

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