Dormir pocas horas tiene
algunas ventajas, también inconvenientes, pero disponer de más tiempo, permite,
por ejemplo, seguir algunos programas de radio sobre temas esotéricos,
reservados para la madrugada y escasa audiencia.
Me refiero a
programas del estilo y contenido del conocido “Cuarto Milenio” de la Cuatro y algunos programas similares de
las emisoras de radio.
Hablaban, una de estas noches, de “experiencias cercanas a la
muerte” de personas que habían vivido situaciones límite entre la vida y la
muerte sometidos a un proceso anestesiante durante una intervención quirúrgica
o por un accidente.
Quienes participaban en el programa estaban avalados por
titulaciones y experiencia profesional, psiquiatras, doctores en medicina,
periodistas, investigadores, todos “expertos” en estas cuestiones y narraban
situaciones vividas muy de cerca, citando lo descrito por quienes habían pasado
por estas experiencias y lo habían plasmado en libros o artículos, “Al otro
lado del túnel”, “Un camino hacia la luz en el umbral de la muerte” y eran, a
su vez, personas merecedoras de toda credibilidad.
De todo el contenido del programa me llamó extraordinariamente
la atención una parte en la que todos los contertulios parecían estar de
acuerdo: la diferencia entre cerebro y mente. El cerebro, algo material, que
nace y muere con nosotros, cuyo funcionamiento es susceptible de estudio y
manipulación, y la mente, algo inmaterial donde se “alojan” los sentimientos
como el amor, el odio y otros, que nos precede y sobrevive.
No profundizaban mucho
más en el tema, pero para todos ellos estaba claro que esa inmaterialidad de
nuestra mente no tenía por qué estar limitada en el tiempo, no estar sometida a
las leyes de la vida material con un nacimiento y una muerte ciertas.
Mientras los oía, mi pensamiento, de persona creyente, trataba
de dar sentido a tan sorprendentes revelaciones y esperaba que alguno de los
participantes en tan interesante coloquio pronunciara la palabra a la que yo
había equiparado aquella descripción de la mente inmaterial y eterna: el alma.
Nadie la pronunció.
Querido Jaime: estoy seguro de que sabes por qué no se llegó a pronunciar la palabra "alma" en esas tertulias a las que te refieres. Es una ley no escrita pero seguida a rajatabla por todos los participantes que, habiendo un micrófono de por medio o una página de prensa, hay que evitar ciertas palabras consideradas por ellos políticamente incorrectas, tales como Dios, alma, Amor (así, con mayúsculas) y las virtudes teologales. Así nos va. Un abrazo. Guillermo
ResponderEliminarEstá científicamente comprobada la diferencia entre cerebro y mente. El cerebro es un órgano más como el corazón,el pulmón etc, por tanto material. Por el contrario, la mente, es todo aquello que produce el cerebro: pensamientos, ideas, emociones,sentimientos...y especialmente toda la memoria y recuerdos acumulados a lo largo de nuestra vida.Esto es inmaterial, aunque sí ha sido producido por un órgano que lo és.Que para los creyentes ésto sea el alma, no quieer decir que lo sea, ya que el alma, para los creyentes, es inmortal. Y lo que és seguro,es que cuando el cerebro muere, deja de producir sentimientos, emociones, amor ,odio, recuerdos...Por lo tanto,con el cerebro muere todo lo demás.
ResponderEliminarSaludos
Que para los no creyentes no lo sea, tampoco significa tal cosa, cuando no se cree en algo no se debe describir porque no se comprende lo que no se cree.
EliminarCuando se muere deja de producir sentimientos propios pero produce muchos sentimientos en las personas que nos rodean y que alma si puede recibir, por lo que todo no muere cuando lo hace nuestro cuerpo, por lo menos para los creyentes.
Che
Totalmente de acuerdo con tu artículo y con el comentario,es vergonzoso,y triste pero real, aunque tambien creo que "un poquito de culpa"tenemos todos, porque poco a poco nos van "comiendo terreno" contando con nuestra dejadez, apatía..........T.S.
ResponderEliminarAl margen de que es real esa ley no escrita que obstaculiza hablar de lo que algunos consideran “políticamente incorrecto”… No es menos cierto que también la mayoría evitamos hablar de algo que consideramos culturalmente arriesgado, dada la dificultad del tema. Porque: ¿qué es el alma?, ¿nos atreveríamos nosotros a hablar del alma en un debate público?
ResponderEliminarNo soy especialista en nada, pero como simple persona interesada en el tema, para mí el alma (y esto es sólo una experiencia personal y no un intento formal de definirla) es la esperanza que el hombre tiene de hallar en lo más hondo de sí, algún eco, algún vestigio, algún nexo de unión que relacione -e incluso ligue- su humanidad con Dios. De ahí que la religión debiera ser la herramienta que iniciara al hombre en la espiritualidad (y no sólo en el religiosismo) que le llevaría a profundizar en el conocimiento y depuración de sí mismo, hasta, finalmente, asistir en presencia de sí, al encuentro de presencias entre su ser y ese eco, esa intuición de presencia de Dios (si Dios existe) que siente que late en su interior.
La lástima es que la mayoría de las religiones (incluida la católica) se pierden en el callejón sin salida de acabar haciendo del religiosismo un fin en si mismo, que poco -o casi nada- tiene que ver con esa madurez espiritual que podría “acercar” al hombre a Dios.
Por eso, con todos mis respetos y en mi modesta opinión, generalmente no nos atrevemos a hablar del alma y demás conceptos relacionados con Dios, porque la religión nos ha enseñado a ser hombres religiosos pero no hombres espirituales, y por eso nos consideramos creyentes de creencias religiosas, pero no nos atrevemos a considerarnos hombres de fe; porque para eso haría falta haber convertido nuestra alma: esa conexión intangible de nuestra humanidad con Dios, en el lugar interior de nuestra experiencia de Dios (y no sólo de experiencia religiosa); y eso, más que una cuestión de obediencia o de fidelidad a un determinado magisterio religioso, es un don destinado a los que se arriesgan a permanecer fieles en Su búsqueda.
Saludos cordiales. Fico.
Estimadas Almas:
ResponderEliminarNuestro Espíritu Divino es la esencia que contacta directamente con la inmortalidad, que subyace en el ALMA. Porque ella es eterna, perfecta y pura. Y las personas que se preparan y practican pueden cultivar y sentir. Y en esta experiencia se puede traspasar las fronteras del tiempo y del espacio: ESO ES EL PARAÍSO, ESO ES EL CIELO, ESO ES LA VIDA ETERNA. porque en ese momento el tiempo no existe y piuedes viajar a cualquier época y lugar.
Lo he experimentado y conozco a otros que también. Es una maravilla.
En esos momentos es cuando realmente encuentras la PAZ, la FELICIDAD, y el AMOR verdadero.
Un saludo:
La gatita
Querida Vicky,
EliminarMuchísimas gracias por tu testimonio. Solo quien ha vivido verdadera y profundamente esa experiencia puede expresarse como tu lo haces.
Un abrazo