(Publicado en el Diario de Cádiz, el sábado 18 de Agosto de 2012)
Un alcalde, sindicalista y parlamentario
andaluz, acompañado de un escaso número de seguidores, acostumbra a tomarse la
justicia por su cuenta y lo mismo ocupan fincas privadas o públicas que asaltan
supermercados robando unos carros llenos de alimentos y agrediendo a los
empleados.
Ese alcalde/sindicalista/parlamentario no
pretende resolver el hambre de sus compatriotas, para eso ya están Caritas y
otras organizaciones de la Iglesia o civiles (que no sindicales) y, por
supuesto, existe, por si no lo sabe, un organismo llamado Banco de Alimentos que
sin necesidad de robar a los supermercados, recibe de estos grandes e
importantes cantidades de alimentos, y cuando digo grandes e importantes me
refiero a cantidades que realmente alivian el hambre de millones de españoles.
Con actos como el protagonizado por el
alcalde/sindicalista/parlamentario, rechazado por el Defensor del Pueblo
Andaluz, Banco de Alimentos, Caritas…, no pretende resolver siquiera los
problemas alimenticios de un número significativo de españoles, lo que busca son
portadas y telediarios en la prensa extranjera, fundamentalmente en la alemana,
como: “El pueblo español, hambriento, asalta los supermercados”, ¿Qué es lo que pretende? ¿De
qué quiere ser ejemplo?
No creo que su insensatez le lleve a
promover la movilización de los casi seis millones de parados (él no lo es)
asaltando los supermercados del país. Sabe de sobra que es un delito (dice renunciar
a su condición de aforado, omitiendo que para hacerlo debería renunciar
simultáneamente a su escaño), y que la inducción también lo es. Así que este
circo mediático no resuelve nada, más bien empeora las cosas, porque la imagen
de España que proyecta en el extranjero solo puede traernos consecuencias muy
negativas que agraven aun más la ya difícil y complicada salida de la crisis.
Acciones como estas, algunas huelgas
salvajes y determinadas declaraciones de políticos, dan justo la imagen que
menos conviene a España en estos momentos y que, de seguir así, lograrán que
tengamos que ser rescatados/intervenidos por los organismos comunitarios y,
cuando eso suceda, todos estos irresponsables sufrirán directamente las
consecuencias, quizás entonces se arrepientan del daño causado, pero ya será
demasiado tarde.
Hay formas legales de ayudar. ¿Habrá oído
hablar del voluntariado?
Curiosamente, aunque esperable, muchos "progres", para no condenar a S. Gordillo, se limitan al clásico y socorrido "y tu mas", y sacan a Urdangarin y otros casos. ¿Que tendra que ver un caso y otro? Aunque finalmente los jueces condenen a Urdangarin. Si finalmente los dos son ladrones, pues lo seran, pero lo peor del sindicalista no es el valor de lo robado, ni siquiera la violencia a los empleados (que es grave), lo peor es que incita a que todos los que sientan esa necesidad o ese implulso, lo hagan, saltándose las leyes,y creando una situación de autentica anarquia.
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