Nueve
meses con un gobierno en funciones, es decir sin abordar y solucionar las
cuestiones más urgentes e importantes. Después de una serie continua de
elecciones de las que ya se pierde la cuenta, iniciada con la de la Comunidad
Andaluza, allá por marzo de 2015, y entre ellas dos generales, en diciembre
2015 y junio 2016, ahora sumamos, de momento, dos más, las del País Vasco y
Galicia, y ya veremos si no vamos a las terceras generales.
Los políticos españoles están en una campaña
electoral permanente que consiste, sobre todo, en descalificar a los
adversarios. Ni siquiera son capaces de poner orden en sus propias formaciones,
algunas de ellas con problemas de liderazgo e incluso de identidad.
Unos y otros, sin decirlo públicamente, han
ido retrasando la solución a la crisis de gobierno, esperando que en las autonómicas
del 25 de septiembre, el PP en Galicia y el PNV en el País Vasco, necesiten de apoyos
intercambiables por votos de investidura en Madrid.
Nada les importa que España sea incapaz de
cumplir sus compromisos con la Unión Europea, por lo que podría ser sancionada
económicamente de forma importante; que haya que prorrogar los presupuestos;
que estén paralizadas las obras públicas importantes; que la inercia de la
recuperación económica, y la consiguiente creación de empleo, vayan decayendo
hasta perder lo ganado en los dos últimos años; que estemos en alerta 4 contra
la amenaza terrorista; que persista el desafío independentista catalán… Ellos a
lo suyo.
En las redes sociales circulan propuestas
como la suspensión de sueldo a los parlamentarios; encerrarlos, como los
Cardenales del Cónclave (bajo llave) hasta que se forme un gobierno; que se
vayan los cuatro líderes de los principales partidos;…todo menos volver por
tercera vez en un año a unas elecciones generales que seguramente tampoco
resolverán nada.
Nada que ver los políticos de hoy, de todos
los partidos, (aunque haya excepciones), con aquellos que alumbraron la
transición política y hasta lograron redactar una Constitución que ha servido
casi 40 años.
España necesita con urgencia líderes
políticos con carisma, formación y ganas de trabajar por su país. ¿Dónde están?
Los tienes trabajando desinteresadamente en Caritas, Manos Unidas, Banco de Alimentos. etc. etc.
ResponderEliminarSin duda ninguna, muchos y muy buenos, pero desilusionados de la política, incluso de sus propios partidos de rígidas estructuras que hacen inviable a estas personas el acceso a puestos de responsabilidad. También hay muchos casos de esos voluntarios ya jubilados que piensan que se les ha pasado la edad de actuar en política.
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