sábado, 5 de diciembre de 2015

PUEDO PROMETER Y PROMETO

Publicado en el Diario de Cádiz el sábado 5 de Diciembre de 2015


          Que lejos quedan aquellas palabras del que entonces, junio de 1977, era candidato a Presidente de Gobierno de España. Aquel discurso, de Adolfo Suarez, lleno de contenido y sinceridad me recuerda el “I have a dream” de Martin Luther King en agosto de 1963, o el “Programa, programa y programa” del líder comunista Julio Anguita en 1997.
      Son tres muestras de políticos de talla. Cada uno en defensa de sus ideas, de sus proyectos, tan distintos y distantes entre sí, pero tan sinceros que las mantuvieron firmemente, pudieran o no realizarlas.
         Hoy, en España, en plena campaña electoral, oyes a los políticos y da la sensación que están en una subasta de votos, ofrecen lo que haga falta, aunque no crean en lo que dicen y sepan que su realización es imposible.
         Algunos prometen, por ejemplo, cambiar la Ley Electoral cuando han tenido mayorías parlamentarias suficientes para hacerlo y no han tocado ni una coma. O no hacer recortes en pensiones o subir impuestos, cuando lo han hecho en el pasado y, como Bruselas exige cumplir los objetivos de déficit, no dudarán en volver a hacerlo, por mucho que prometan lo contrario.
         Prometen suprimir el Senado, las Diputaciones, fomentar las uniones entre municipios para adelgazar las administraciones y el consiguiente ahorro presupuestario, pero no han sido capaces ni siquiera de plantearlo en 40 años de democracia.
         Prometen reformas constitucionales, obviando que cualquier reforma exige el acuerdo de una amplísima mayoría, precisamente para evitar que un solo partido pueda hacer “su Constitución” como ha ocurrido demasiadas veces en nuestra Historia.
         Nadie promete un Pacto por la Educación, o por la Justicia, absolutamente imprescindibles para salir de este interminable día de la marmota que empieza cada nueva legislatura.
         Ya deberíamos estar de vuelta de tanta promesa incumplida. Las campañas  ya no son solo esas propuestas programáticas en busca del voto, ahora se centran también en atacar al contrario, no su programa, no sus ideas, sino a las personas. Esos son nuestros políticos de hoy. Más que nunca hay que pensarse mucho a quien damos el voto. Nos jugamos demasiado.

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