Publicado en el Diario de Cádiz el sábado 25 de Octubre de 2014
Algunos amigos y lectores
de esta columna se quejan de que la prensa, en general, es siempre portadora de
malas noticias y traslada a la ciudadanía una sensación de pesimismo permanente.
No se concede un resquicio a la esperanza.
Dicen, y no les falta razón, que la humanidad, en general,
España, La Iglesia Católica, Europa y prácticamente todas las sociedades,
si miramos la historia, han pasado por
situaciones peores que la actual. Guerras civiles y mundiales, crisis
económicas que provocaron suicidios en masa, epidemias…de todo ha habido en
tantos siglos.
Visto globalmente es evidente que la humanidad y las sociedades
particulares, unas más y otras menos, unas de forma más rápida o más lenta, han
alcanzado mayores cotas de libertad, conocimiento, bien estar y hasta me
atrevería a decir que también en valores, algunos valores.
Lo que ocurre es que la perspectiva que tenemos de las cosas es
mucho más corta, vivimos el presente, ni siquiera el futuro y mucho menos el
pasado del que aprender y tomar referencias.
Sin embrago es cierto que para la prensa, habitualmente, es más
noticia lo negativo que lo positivo y aunque, también en ocasiones, en
artículos o programas de opinión proponga soluciones. no es ese su cometido. Las
soluciones las tienen que proponer y ejecutar quienes gobiernan porque para eso
ostentan la representación del pueblo soberano. ¿Qué no saben? ¿Qué no lo
hacen? Pues elijamos a los que sepan y lo hagan. Porque soluciones hay para todo.
Soluciones hay, insisto, para casi todo. Hasta la terrible
tragedia del hambre en el mundo tiene solución. Solo con los excedentes de
productos alimentarios se solucionaría, solo falta, que no es poco, la voluntad
política, pero algún día la habrá.
Publicaba hace días un periódico de tirada nacional una
encuesta realizada en 32 países, donde preguntaban a los niños si eran felices
y alguna cuestión más sobre lo que pensaban para su futuro de adultos. Los
niños españoles se consideraban muy felices y esperanzados, nada menos que los
cuartos de esos 32 países encuestados. No perdamos los adultos la esperanza, no
tenemos derecho a defraudarlos.
Muchas gracias Jaime por tu escrito! Visitando hoy Baelo Claudia nos decía su director que ya en el año 15 antes de Cristo algunos particulares ocuparon espacios públicos, calles, para fines particulares...No "hay nada nuevo bajo el sol" o , pero si lo queremos y posibilitamos, habrá " MUCHO Y BUENO BAJO EL SOL" Gloria
ResponderEliminarMe gustaría compartir esa esperanza, pero hoy por hoy, veo el futuro inmediato algo oscuro. Quizá más adelante, o quizá me esté equivocando. Ojalá.
ResponderEliminarAbrazos.Enrique
La esperanza es lo último que se pierde. Eso se suele decir, generalmente cuando ya no te queda otra opción: esperas el milagro. Pero atisbo un problemilla, ¿mi esperanza, nuestra esperanza es la misma que la de los políticos?. Porque nosotros aspiramos solamente a una vida digna, tranquila, sin sobresaltos (no pedimos mucho mas), pero ellos se entretienen en complicarnosla...para su propio beneficio. Quino escribió: "¿Porqué complicarse la vida con los problemas del país, cuando la solución más simple es solucionarlos?". Ah, claro, no saben cómo. El mundo lo han complicado tanto que ahora es difícil, porque para hacer algo, antes hay que hacer otras cosas. En fin, yo tengo la esperanza de que lo del 9N no funcione, que la gente se vaya espabilando dándose cuenta de qué se pretende realmente con esas cosas, que los "corrutos" de todo pelo vayan desfilando por villa candado, que los bancos abran el grifo de una vez y que el sosiego y el buen hacer vayan implantándose en la sociedad y sobre todo en los políticos. Largo me lo fío, pero voto por ello. M.
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