La detención ayer en Melilla (España) de dos "peligrosos terroristas", segun el Ministro del Interior español, pone de actualidad este artículo, publicado hace casi dos años.
( Publicado
en el Diario de Cádiz – Sección de Opinión 22.09.10)
“Detenido un joven marroquí por presunta
relación con el terrorismo”, noticia aparecida en el Diario de Cádiz del
domingo 29 de agosto en su página 40, en un pequeño recuadro, casi imperceptible.
Se refiere la noticia a la detención efectuada por la
Guardia Civil, en un pequeño pueblo de Alicante, de un joven marroquí de 27
años, que llevaba, nada menos que siete años, empadronado en la pequeña
localidad.
La detención ha
sorprendido a sus pocos vecinos, escasamente 2.400 habitantes, dedicados
fundamentalmente a la agricultura, cuyo crecimiento demográfico en los últimos
años, se debe fundamentalmente a la llegada de emigrantes marroquíes.
El joven en cuestión estaba “plenamente
integrado”, incluso pertenecía como voluntario a “Protección Civil”. El
Juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, ha enviado a prisión a Faiçal
Errai, que así se llama el detenido, acusado de crear una Web para reclutar
yihadistas, los más radicales y violentos de entre los terroristas islamistas.
Errai pertenece, según el juez, a la Red Ansar
al Muyahideen (RAAM), es decir, un terrorista durmiente.
El término, perfectamente aplicable,
tiene su origen en otros activistas muy frecuentes durante la llamada “guerra fría”, desarrollada, hasta la
caída del Muro de Berlín en 1989, entre el Pacto de Varsovia y la OTAN.
Agentes de los Servicios de
Inteligencia de ambas partes, pero fundamentalmente del servicio militar
soviético GRU y del conocido y temible KGB, pasaban años enteros en un
determinado país, creando incluso una familia y adquiriendo la nacionalidad de
conveniencia, perfeccionando el idioma y, en una palabra, confundiéndose con el
paisaje, para, cuando fuese requerido, pasar a la acción. Se llaman agentes durmientes y su misión durante
esos a veces largos años, no es otra que el mimetismo.
Así actúan hoy los más terribles
terroristas de cualquier signo. Así actúo recientemente el terrorista que en
Afganistán mató a dos Guardias Civiles y un Intérprete españoles, era, nada
menos, que el chofer de uno de los mandos del destacamento español, un hombre
de confianza.
Fernando Reinares, una de las
autoridades mundiales en yihadismo, vicedecano de la Universidad Rey Juan
Carlos y asesor del Ministerio del Interior y de los servicios de inteligencia,
acaba de escribir, junto con Ignacio Cembrero, especialista en el Magreb, como el
miembro de Al Qaeda, Amer Azizi, con residencia legal en España, regresó a
nuestro país a principio del verano de 2001, tras una estancia de entrenamiento
en Afganistán, para cometer atentados de gran envergadura.
El 11 de septiembre de ese año se
cometieron los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York, pero no fue hasta
tres años mas tarde, el 11 de marzo de 2004, cuando se cometieron los terribles
atentados de Madrid.
Amer Azizi permaneció en España como terrorista durmiente, hasta que, tras
los atentados de Madrid, y la desarticulación de su célula por la policía, huyó
a Irán y más tarde a Afganistán, donde
murió en 2005 alcanzado por un misil estadounidense.
Atentados como los mencionados, o a la
Casa de España de Casablanca en mayo de
2002, o el metro de Londres de julio de 2005, no son fruto de la improvisación,
ni de la reacción violenta y brutal a cualquier supuesta o real agresión
occidental, obedecen a un metódico, estructurado, paciente y meticuloso plan de
mentes asesinas y fanáticas, que, para nuestra desgracia y preocupación no está
concluido.
El joven marroquí al que nos
referíamos al comienzo del artículo, no estaba en España tratando de buscar una
mejora en su situación social o económica, estaba como uno de los muchos terroristas durmientes que están
entre nosotros tratando de no levantar sospechas, colaborando con la sociedad
de acogida, haciendo amigos, todo con un solo fin: inmolarse en un brutal
atentado que cause el mayor número de victimas infieles.
La Guardia Civil, la Policía y los
Servicios de Inteligencia, que conocen esta amenaza, trabajan sin descanso por
nuestra seguridad y evitan, ya han evitado, muchos atentados, aunque solo
alguno, como el grupo desarticulado en Barcelona que preparaba un atentado al
metro, trascienda a la opinión publica.
Podemos estar relativamente tranquilos. Es decir, no vivir obsesionados, pero
si atentos a cualquier señal de alarma.
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