MIS CONVERSACIONES CON ERIKA
Jaime Rocha
Capitán
de Navío (R)
ERIKA
Nos conocimos en el convulso año de 1989, en
Praga, la bellísima capital checa. Erika daba sus primeros pasos en el
periodismo, hacía, pese a su juventud, crónica política en el, por entonces,
prestigioso Rudé Pravó (El Derecho Rojo) periódico oficial del Partido
Comunista Checoslovaco.
Aprendió español en Cuba, donde estuvo con
sus padres, un ingeniero de minas y una licenciada en enfermería, en uno de los
frecuentes intercambios que los gobiernos checoslovaco y cubano propiciaban.
Erika sigue en el periodismo, ahora presenta
un programa de tertulia política, también allí proliferan, en el primer canal
de Ceská Televize, la televisión pública checa.
Su viaje a España es puramente turístico, de
descanso, y no es la primera vez que viene, solo que ahora ha pasado por Cádiz,
quería recordar las horas que pasamos hablando con otros periodistas y
diplomáticos extranjeros mientras esperábamos una rueda de prensa en el hotel InterContinental,
las declaraciones de los políticos de turno, las manifestaciones en la plaza de
Wenceslao o la explanada de Letná, junto al estadio del Sparta de Praga,…
Me pregunta por mi vida de jubilado y le
comento mis incursiones en el mundo del periodismo. No me cree. Le enseño mi
libro de artículos en el Diario de Cádiz y los hojea con interés. Termina con
una mirada inquisidora…
-
Ya ves, le contesto, me metisteis el gusanillo tú y tantos amigos
periodistas en aquellos años de Praga y no he podido resistirme.
-
¿Y de qué escribes?, continúa incrédula.
-
Pues de la vida, de
la sociedad española, de la política, de valores, de religión…de la vida, Erika.
-
Preocupante lo que
está ocurriendo ahora en España- Me cambia de tercio - Qué distinto a lo que me
comentabas en Praga sobre vuestra transición política. Nos parecía un modelo a
seguir tras la caída del muro, tras nuestra primavera política.
-
Pues ya ves, ha
durado cuarenta años, tanto como la dictadura de Franco, y ahora hay quien se
empeña en volver a empezar, como si esos ochenta años no hubieran pasado. (Continuará)
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