Los partidos políticos españoles se
tiran a la cabeza mutuamente cualquier imputado del otro y protege a los suyos
con la presunción de inocencia, hasta que, una vez procesado sea absuelto o
condenado.
Piden
con reiteración y fuerza el cese fulminante de los imputados en sus
responsabilidades públicas y el alejamiento de cualquier actividad relacionada
con la política.
Salvo
los casos en que la justicia lo crea conveniente por la gravedad de los hechos,
el peligro de fuga o pruebas de culpabilidad evidentes y decrete la prisión
provisional, el pago de fianza, u otras medidas cautelares, nadie debería ser
condenado de antemano y su inocencia permanecer
impoluta.
Por
el contrario, mucho antes de actuar la
justicia, cae sobre ellos la “pena de telediario” y el linchamiento popular. No
importan circunstancias, ni pruebas, ni siquiera la consistencia y veracidad de
las acusaciones, el juicio popular se produce de inmediato y su veredicto está
más en función de antipatías o simpatías que de culpas o inocencias.
Existe
un caso que considero muy grave por sus consecuencias inmediatas. Me refiero a
las denuncias por malos tratos. Con mucha frecuencia se trata de falsas
denuncias que solo son esclarecidas
pasado un tiempo, durante el cual, el acusado (rara vez es una mujer) pasa a
ser víctima del juicio público e incluso la justicia establece penas de
alejamiento que quizás no merezca. En este y otros casos similares deberían
celebrarse los llamados juicios rápidos.
La
admisión a trámite de una denuncia debería contemplar, desde el primer momento,
los derechos de defensa del “imputado” y la aportación por quien presenta la
denuncia, de pruebas contundentes e irrefutables.
Las
diligencias previas deberían realizarse siempre con urgencia, y no culpo de
ello a los profesionales de la justicia, sino a un sistema judicial caduco,
lentísimo, con sistema informático manifiestamente mejorable y poco ágil.
Llegados
a la fase de instrucción la lentitud se hace crónica y pasan años hasta la
vista oral. Muchas veces, una persona imputada, sufre penalidades de las que no
es merecedor, simplemente por haber sido falsamente denunciado.
Ya
urgía el 31 de mayo de 2001, cuando, ¡oh milagro!, PP y PSOE firmaron el Pacto
de Estado para la Reforma de la Justicia que no llegó a nada. La urgencia de
hoy es indescriptible.
Desde luego la Justicia deberia ser mas agil y contar con medios actualizados. Por la falta de celeridad se producen situaciones injustas y muchas personas se ven menoscabadas en sus derechos por este motivo.
ResponderEliminarRespecto a las falsas denuncias por malos tratos,considero que llevan situaciones adversas,negativas y complejas.Pero no hay que olvidar que no son numerosas estas denuncias falsas y que si es enorme el numero de mujeres que sufren diariamente la violencia machista,con no pocos casos de muerte (solo basta estar informado de las noticias diarias).
En el caso de los politicos,creo que es una muestra mas de la mediocridad de dirigentes que tenemos, si no hubieran robado tanto, seguramente tendriamos menos problemas economicos.