miércoles, 8 de agosto de 2012

LA BANDERA

(Publicado en "Cádiz Siglo XXI", en Agosto de 2010, hace justamente dos años. Actualizado a fecha de hoy)

            Un buen amigo, votante de izquierdas de toda la vida, aunque creo que no milita en ningún partido político, me llama por teléfono para vernos, y me advierte: “No he cambiado nada mis ideas”.

             La advertencia viene a cuento porque algunos amigos mayores que él, le decíamos amistosamente que, cumplidos los cuarenta, pasaría de las utopías de izquierda que él defiende, a un realismo más de nuestro tiempo, más pegado a la situación actual.

             Seguimos hablando y me comenta: “Gracias al equipo de futbol, y otros éxitos deportivos destacados, los españoles hemos recuperado nuestra bandera”.

               “Querido amigo, le respondo, te recuerdo que el Sábado Santo Rojo, aquel de 9 de abril de 1977, en que fue legalizado el Partido Comunista de España, sus militantes salieron por Madrid en coches enarbolando la bandera española y haciendo sonar el claxon”.

               Quiero decir con esto, que esa bandera “recuperada” ha sido y es la bandera que nos representa a todos los españoles, aprobada, incluido el escudo, el 5 de octubre de 1981 y sus colores figuran en el articulado de la Constitución de diciembre de 1978.

               Pero voy mas lejos, la rojigualda, ha sido nuestra enseña nacional, nada menos que desde 1785, solo interrumpido durante la II República, esto es de 1931 a 1936 (o 1939 considerando la vigencia de la Republica en media España). Incluso mantuvo sus dos colores durante los dos años 1873 – 74, es decir, también fue la bandera de la I Republica.

              Decir que gracias al equipo de futbol, los españoles hemos recuperado nuestra bandera, me parece, cuando menos, una autentica frivolidad. Nunca la hemos perdido. Desde 1785, con excepción de la II República, la rojigualda ha sido y es nuestra bandera. Quien considere que la ha perdido y ahora recuperado, que se analice a si mismo, el problema lo tiene él.

               Desde hace algún tiempo, no demasiado, en las manifestaciones sindicales y aquellas en las que los partidos de izquierdas son los convocantes, es difícil ver una bandera española constitucional, y si abundancia de banderas del sindicato, de la comunidad autónoma o incluso alguna perteneciente a la II República, pero, ya digo la que nos representa a todos los españoles brilla por su ausencia.

             Nadie, que yo sepa, ha prohibido a estos manifestantes el uso de su bandera, sin embargo, ellos sabrán por qué, han decidido prescindir de lo que les es propio y legitimo y sustituirlo por otros símbolos, igualmente propios y legítimos (con excepciones puntuales en cuanto a la legalidad), pero cuya representatividad es mucho mas limitada.

              Ocurren los felicísimos acontecimientos del Campeonato del Mundo y las Eurocopas de fútbol y el entusiasmo popular se desborda llegando a cotas nunca vistas y, curiosamente, las celebraciones son, de forma casi absoluta, enarbolando la bandera nacional, incluidas zonas geográficas españolas donde, habitualmente, solo ondean las banderas españolas en edificios oficiales y no sin dificultades.

             Jóvenes, mayores, niños, toda España se pintan los colores, se visten la camiseta y pasean la bandera. El entusiasmo por nuestros colores representativos se contagia con enorme fluidez y los que por absurdos prejuicios no se atrevían, pierden sus temores y recuperan lo que nunca nadie les había quitado y ha seguido y sigue siendo suyo.

              Otro amigo, más recientemente, me aborda por la calle para comentarme:”Acabo de llegar de Francia. Da sana envidia ver la abundancia, el cuidado y respeto con que tratan a su bandera. Entras en España y, hasta las banderas en edificios oficiales están descuidadas, descoloridas…parece que nadie se ocupa de mantenerlas en perfecto estado”.

               No siempre es así, pero si es verdad que, muchas veces, parece que el “negociado de banderas” se encuentra vacante.

               Por una u otras razones, deportivas o de otra índole, cada día con más frecuencia se ven nuestros colores en balcones, pulseras, relojes…, lo que en muchos países es sencillamente normal, empieza a serlo en el nuestro. Es una forma de identificarse con el país, sus ciudadanos, su historia (como todas con claroscuros) y lo que representa, sin ningún significado partidista, es de todos y a nadie pertenece en exclusiva. No nos la dejemos arrebatar.

           

2 comentarios:

  1. Querido Jimmy: Ya había leido en su día este artículo,,,,, me parece realmente magnífico... Un abrazo PP.Cua.

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  2. bueno y acertado, me dio mucha pena escuchar como, por megafonia, los encargados de cada sindicato pedian que se devoviesen las banderas, para las siguientes manifestaciones. lo cual explica el porque solo se ven esas banderas, si repartieran banderas de españa, la gente no las devolveria, un saludo CHE

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