sábado, 29 de marzo de 2014

III REPÚBLICA

Publicado en el Diario de Cádiz el sábado 29 de Marzo de 2014



              Desde hace unos años, la izquierda española, en sus manifestaciones públicas, hace abundante exhibición de banderas tricolores pertenecientes a la II República, la que inició su andadura el 14 de Abril de 1931 y duró hasta el final de la Guerra Civil, más longeva que su predecesora, la I República, de apenas dos años, que conservó los colores oficializados en 1812 por las Cortes de Cádiz.

             Desde la victoria por mayoría absoluta del Partido Popular, las manifestaciones organizadas por grupos y partidos de izquierda se han convertido en algo habitual. Da igual el motivo, desde un aparcamiento, servicio de agua, o recortes de sanidad…, siempre el protagonismo de la bandera de la II República se hace patente, convirtiéndose en una reivindicación nostálgica de un sistema político  que ninguno de los manifestantes conoció.

             El actor Willy Toledo, residente en Cuba y activista de Izquierda Anticapitalista (IA), el pasado 22 de marzo, al final de una de las manifestaciones más violentas de los últimos años (más de 70 policías heridos, uno de ellos grave) leyó un manifiesto de cuyo contenido cabe resaltar: “Una movilización contra un sistema, un régimen y unos gobiernos que nos agreden y no nos representan”, para añadir: “…construir un proceso constituyente”.

             O lo que es lo mismo, todos estos manifestantes, violentos y no violentos, persiguen un cambio de régimen que proclame la III República. Es decir, IA, que se define como revolucionario, anticapitalista, internacionalista, feminista, socialista, asumiendo el marxismo en un sentido abierto, plural y crítico, cuyo objetivo declarado es la recomposición del proyecto revolucionario” junto con el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), de Sánchez Gordillo que, entre robo de supermercados y ocupación de fincas rusticas, pretenden llevarnos por la senda de la violencia anti sistema hasta la III República.

          Ningún partido convocante ha condenado siquiera el ensañamiento de unos cientos de salvajes que se emplearon con una violencia nunca vista, capaz de provocar alguna muerte, de lo que se deduce que no solo lo consienten, sino que es posible que lo alienten.

           Suponiendo que este país se vuelva mayoritariamente loco y estos preclaros lideres consigan su objetivo, después de llagados a esa meta ¿Qué nos espera?  

sábado, 22 de marzo de 2014

ADOLFO SUAREZ


                  Cuando escribo estas líneas, Adolfo Suarez, Presidente del Gobierno de España durante la Transición política y uno de sus más importantes protagonistas,  se encuentra en estado muy grave temiéndose por su inmediato fallecimiento.

                En los últimos meses he oído, en brillantes intervenciones públicas, a dos de sus ministros más destacados, José Manuel Otero Novas y Alfonso Osorio, quienes se han referido siempre a Suarez como principal impulsor de los cambios que se produjeron a la muerte de Franco, lo que se ha venido a llamar el Espíritu de la Transición, el consenso entre todos los grupos políticos para dotar a España de una Constitución e Instituciones políticas democráticas.

              Además de contar lo acontecido  en aquellos importantes años y el papel protagonista de políticos de izquierdas como Santiago Carrillo, de derechas como Manuel Fraga o nacionalistas como Tarradellas, que hicieron posible, así mismo, los Pactos de la Moncloa, lamentaban en sus intervenciones la situación política española actual.

               Lamentaban que aquel consenso haya saltado por los aires en mil pedazos, que los políticos actuales, además de protagonizar, en muchos casos, escándalos de corrupción, su gestión política sea tan lamentable.

               Seguramente Adolfo Suarez, debido a su enfermedad, no ha sido consciente del deterioro de nuestra democracia hasta hacerla irreconocible. Transición que fue admirada y seguida por otros países, protagonizada por políticos, mejores o peores, pero con un sentido de Estado que ahora se echa en falta.

              Pregunté en cierta ocasión a Alfonso Guerra, Vicepresidente del Gobierno socialista de Felipe González,  durante una conferencia en la Universidad de Cádiz en 2012, por las causas de este  deterioro democrático y moral de nuestra sociedad. Su respuesta fue muy clarificadora, se limitó a contestarme que hiciera, uno por uno, una comparación entre los políticos de entonces y los de ahora, y yo mismo encontraría la respuesta.

             La llegada, inesperada y un tanto forzada, de Rodríguez Zapatero a la presidencia del gobierno de España, supuso un acelerón considerable a un proceso que ya se había iniciado durante el segundo gobierno de Aznar. Su Ley de la Memoria Histórica, su revisionismo de la Transición, incluidas las amnistías que sacaron de la cárcel a terroristas de ETA, abrieron viejas heridas producidas por una cruel guerra civil. Las dos Españas, que denunciaba Antonio Machado en “Campos de Castilla”, ha vuelto a helar el corazón de muchos españolitos  y lo peor es que no se vislumbra una salida a esta crisis moral y de valores.

               El revisionismo se hace fuerte, se quieren celebrar juicios por crímenes de guerra a personas fallecidas hace ya muchos años, recuperar cadáveres enterrados en cunetas y fosas comunes, eliminar nombres y símbolos relacionados con la guerra civil y el régimen posterior, pero, eso sí, solo lo relativo al bando vencedor, como si las famosas “checas”, ideadas por el camarada Alexander Orlov, asesor del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) de la República, no hubiera causado auténticas masacres.

                 Lo más importante y positivo que logró Adolfo Suarez, la reconciliación de los dos bandos contendientes, donde miles de familias tuvieron entre sus miembros a combatientes en trincheras opuestas, simplemente por cuestiones geográficas, está siendo ahora destrozado por políticos radicales de izquierdas que buscan vengarse, casi ochenta años después de terminada la guerra, de una derrota que ninguno de ellos vivió.

                 No ha sido una vida fácil la de Adolfo Suarez. En lo personal vivió el fallecimiento de su mujer y una hija, antes de caer gravemente enfermo, y en lo político sufrió duras criticas, oposición y hasta traición de algunos de sus colaboradores, pero a pesar de ello, pasará a la Historia como artífice de un cambio que ha traída a España el periodo de paz más largo de los dos últimos y convulsos siglos.

                España entera lamentará la perdida de Adolfo Suarez y lo que representa, el espíritu de la Transición, todos menos esos políticos a los que me he referido, algunos incluso tan jóvenes que ni sus propios padres vivieron la tragedia y cuya única motivación puede estar en las abundantes subvenciones recibidas de gobiernos tan democráticos como la Venezuela de Maduro, en forma de subvenciones y ayudas a determinadas fundaciones.  

                Con Adolfo Suarez desaparece una casta política que aprendió a marchas forzadas, sin experiencia previa, con aciertos y errores, con pasado a veces muy turbio, pero con un gran sentido del deber y la renuncia en beneficio de la sociedad. Que Dios le acoja en su seno y consuele a su familia, amigos y admiradores.

sábado, 15 de marzo de 2014

LA VIDA HUMANA

Publicado en el Diario de Cádiz el sábado 15 de Marzo de 2014


Si se trata de lo que los cristianos, y de otras religiones, tenemos como cierto, esto es, que la vida humana empieza en el momento de la concepción, está claro que el aborto supone la muerte de un ser humano. La interrupción voluntaria del embarazo es, para nosotros, la muerte de un ser único, diferente a todos, incluida la madre, e indefenso. No es una parte de ella, está alojado en ella.

La naturaleza provoca abortos cuando, desgraciadamente, la vida es inviable, e incluso en embarazos que llegan a término, algunos casos graves de malformaciones hacen imposible el progreso de la vida.

Arguyen que no se puede legislar según las creencias de una minoría. Habría que ver si somos minoría o, simplemente, como en tantos casos, hacemos menos ruido. Lo progresista, hoy, es la defensa de la vida.

Legitimar el aborto, si el que va a nacer presenta anomalías físicas o psíquicas, equivale a decir que un ser humano con estas taras, ya nacido, tampoco debería vivir. ¿Por qué es diferente matarlo en el seno materno o fuera de el? Y si llega a esa situación por enfermedad o accidente, ¿también?

Nadie duda de que la interrupción del embarazo, en el supuesto de peligro cierto para la vida de la madre, debe ser regulado por una ley que la garantice. En cuanto a la penalización del aborto, en todos estos años, ni antes ni después de la ley del 85, ninguna mujer ha ingresado en prisión por este hecho.

La mujer, cuyas convicciones religiosas o morales le impidan abortar, no va a ser obligada a hacerlo, es cierto, pero la preocupación de muchos españoles son esas otras, muchas veces adolescentes, con escasa formación sexual, que no han sabido evitar, cuando era posible, un embarazo no deseado, cuando deberían haber pensado en la transcendencia de sus actos, y caen en manos de consejeros de pocas convicciones morales y menos escrúpulos, que han hecho del aborto un negocio.

En lugar de eso, los responsables políticos deberían ayudarlas durante su embarazo y, después del parto, hacerse cargo de esos niños no deseados o darlos en adopción a muchas parejas que lo demandan y tienen que viajar a lejanos países a conseguirlo, lo que, mientras, es suplido por ONGs como Red Madre y Movimientos Pro Vida.

sábado, 8 de marzo de 2014

MENOS MAL...



                  He pasado unas escasas horas en Madrid, casi el tiempo justo para hablar a un grupo de universitarios de San Pablo - CEU de "Los Servicios de Inteligencia: historia y mitos". Charla seguida de unos minutos  de preguntas que, para mi, es la parte más interesante de la reunión.
                 El tema es desconocido y atractivo, precisamente por la falta de conocimiento que existe en la sociedad española sobre esta cuestión y lo fácil que es, influidos por la literatura y las películas, formarse una idea fuera de la realidad sobre estas cuestiones.
                No entro, como es fácilmente comprensible, en cuestiones operativas o reservadas, y mucho menos desvelo nombres o situaciones que conozco en función de mi trabajo de 25 años en el CESID, pero aun con estas reservas, mis intervenciones despiertan una curiosidad e interés poco habitual. Lo constato con el gran número de preguntas que suscita mi intervención.
               Desde su reciente creación, la Asociación de Antiguos Agentes del Servicio de Inteligencia Español  tiene. entre sus objetivos, divulgar la "cultura de la inteligencia" que dicho así no dice nada, pero que trata de llevar al conjunto de la sociedad española, comenzando por las universidades, colegios profesionales y otros colectivos, y siguiendo por los medios de comunicación social, un conocimiento de lo que son los Servicios de Inteligencia, su trabajo en defensa de la sociedad y la necesidad de su existencia.
              Resulta muy reconfortante, tras una de mis charlas recibir, por parte de los asistentes más jóvenes, preguntas relacionadas con la posibilidad de trabajar para el CNI. Señal inequívoca de que el tema les ha despertado interés y una inquietud por ser, de alguna forma, colaboradores en la defensa de los intereses colectivos y de las vidas de sus compatriotas amenazadas, entre otras, por el terrorismo.
              Ya de regreso en Cádiz, he asistido a una interesantísima y documentada conferencia de mi compañero de armas, el Capitán de Navío, Luis Mollá (www.el-sextante-del-comandante ) sobre el olvidado héroe español, Almirante Blas de Lezo, quien con un brazo, una pierna y un ojo de menos, ("medio hombre" le llamaban)  perdidos en sucesivas batallas navales, proporcionó soberana derrota al Almirante inglés Wernon, muy superior en barcos y hombres, en Cartagena de Indias en 1741. 
              Al terminar la conferencia del CN Mollá, en un acto social de confraternización con la Armada norteamericana estacionada en la Base Aeronaval de Rota, he conocido al Jefe de Operaciones Aéreas norteamericano, el Coronel Carlos, cuyos dos apellidos, que no desvelaré, no pueden ser más hispanos. Su dominio de nuestro idioma y su admiración por nuestro país es destacable.
                Digo "Menos mal..." porque dentro de un generalizado pesimismo sobre la escasa valoración que la sociedad española actual, y especialmente su juventud, tiene respecto a valores como el sacrificio, la entrega, el trabajo solidario y el respeto por los demás, entre otros valores positivos, se encuentran, todavía, en determinados círculos como la Universidad San Pablo - CEU y nuestras Fuerzas Armadas, según he podido constatar en estos días, jóvenes entusiastas, trabajadores y con las ideas muy claras. ¿Qué son minoría? Es posible, pero al menos son una esperanza de mejora de nuestra sociedad.
             
  

sábado, 1 de marzo de 2014

CONDENADOS A ENTENDERSE


            Al debate sobre el estado de la Nación, con el lógico enfrentamiento dialectico entre Gobierno u Oposición, van a seguir precampañas y campañas electorales, empezando por las europeas en mayo de este año, a las que seguirá un frenético año 2015 con las municipales y autonómicas en primavera y las generales de noviembre.

            Demasiada tensión entre los dos partidos mayoritarios como para pedirles altura de miras, políticas de Estado, acuerdos y pactos. Sin embargo la situación por la que está pasando España, crisis económica, cifras de paro superiores a cualquier época anterior, fracaso estrepitoso de los sucesivos sistemas educativos y las crecientes amenazas de ruptura secesionista, obligan, sin otra salida, al PP y PSOE a establecer unos acuerdos de mínimos.

            Si las encuestas sobre la intención de voto para las europeas se cumplen, el varapalo que van a recibir Rajoy y Rubalcaba va a ser de los que dejan huella, de los muy difíciles de digerir y todo en beneficio de los partidos emergentes, algunos de ellos, como IU, UPyD y alguno más, obtendrán posiciones de arbitraje con las que no podían ni soñar.

            Entonces, si no han sido capaces de hacerlo antes, tendrán que entenderse o caer en brazos de esos otros partidos, incluidos los regionales, con las nefastas consecuencias que ya hemos experimentado en ocasiones anteriores.

            La cuestión catalana, a la que seguirá de inmediato la vasca, exige un acuerdo sin fisuras previo a la propuesta de soluciones. Claro que primero es el propio partido socialista el que debe unificar su mensaje y evitar las actuales diferencias entre sus federaciones.

             Ya no se trata de la marca España, que también, es que las disputas internas en cuestiones de transcendencia internacional, como el control de fronteras, no benefician a ninguno de los dos partidos y perjudican seriamente la credibilidad y la imagen del país.

             Terrorismo, fronteras, independentismos, desempleo, educación, Constitución, son cuestiones tan importantes que, como han hecho los alemanes tras sus elecciones, exigen un entendimiento entre los dos partidos más votados, previsiblemente, de momento, populares y socialistas y, si no son conscientes de ello, dejarán de ser mayoritarios.

             No pueden ser tan inconscientes e irresponsables.