Esta Constitución ha batido todos los records de vigencia
respecto a sus predecesoras, nada menos que 35 años, sin apenas enmiendas, si
acaso algo cosmético de urgencia.
Resulta que en el 78 no pertenecíamos a la Unión Europea, lo
que introduce un factor muy importante en cuestiones económicas, pero también
políticas y de soberanía.
Resulta que la cuestión sucesoria a la corona no está
resuelta, ni desarrollada la norma de interinidad.
Resulta que la cuestión territorial no aguanta más el modelo
autonómico y, de hecho, en este capítulo la realidad actual contradice
gravemente, y en muchos aspectos, lo previsto en la Carta Magna, gracias a unos
Estatutos de Autonomía, modificados a su vez por unas segundas versiones.
Resulta que la Ley Electoral y el funcionamiento interno de
los partidos políticos están obsoletos y son causa de tremendos desajustes
democráticos, habiendo llegado a ocupar un lugar de privilegio entre las
preocupaciones de los españoles, inmediatamente detrás de la crisis económica.
Resulta que el Senado, además de no servir para nada, sale muy
caro. Si al menos fuera la Cámara Territorial que se pretendía.
Tengo en mis manos un libro:”Recuperar España. Una propuesta
desde la Constitución” editado por el Aula Política del Instituto de Estudios
de la Democracia de la Universidad CEU San Pablo. Se trata de un trabajo
elaborado por prestigiosas personas de la política, la judicatura y la
universidad, con colaboraciones abundantes e igualmente prestigiosas.
En 2008, el Aula
Política terminó y editó en “La España necesaria” (Editorial Universitas –
http://www.universitas.es) un profundo estudio sobre la organización
territorial del Estado español, razonando la necesidad de una Reforma
Constitucional que abordara esta importante cuestión.
A partir de 2008, inicia el estudio que culmina en 2013 con
“Recuperar España”, en el que se proponen, artículo por artículo, nuevas
redacciones, incluidos los referidos a la estructura del Estado.
Dicen los responsables del estudio, en su apartado, “No a la
Revolución”:
“Aunque dijo Aristóteles que los sistemas políticos
evolucionan degenerando y frecuentemente concluyen en la Revolución, no solo por
respeto a la Ley, nos gustaría que se mantuviera en todo lo posible la solución
de consenso… evitando así los enfrentamientos entre españoles”
Proponen fórmulas de “modus operandi” similares al seguido en
Francia en 1958 cuando se pasó pacifica y legalmente de la IV a la V República.
La cuestión es que estos procesos reformistas del sistema
político han de ser abordados con el consenso de las fuerzas políticas. Sería
necesaria una segunda transición, y las reformas constitucionales necesarias, en
un clima político de tranquilidad y con la garantía de que se dispondrá del
tiempo que requiera.
He oído también a quienes les da miedo de iniciar un proceso
pactado de la Reforma Constitucional y lo equiparan a la apertura de la Caja de
Pandora, amenazando a nuestra convivencia con todos los males.
Estamos, pues, entre dos posibilidades: el deterioro
democrático que Aristóteles, padre de la lógica, aboca a la Revolución, o un
proceso consensuado entre todos los partidos políticos que, aun a riesgo de
abrir la Caja de Pandora, permita una transición al estilo francés de 1958.
El problema hoy es que los políticos no dan señales de querer
arreglarlo, o peor aún, lo quieren arreglar cada uno a su manera. Se ve que aun
no son conscientes de los peligros que nos acechan. Aun no tienen miedo de que
se les vaya de las manos. Ojalá reaccionen a tiempo.
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