Hablaba la semana
pasada de la educación, resaltando su importancia como base del comportamiento
colectivo e individual de una sociedad. Sigo hoy con la misma cuestión tratando
de analizar la situación actual en España y su origen.
Nunca he entendido la expresión: “mi padre
es mi amigo”, como no sea para justificar la dejación que hacen muchos padres
de la responsabilidad y obligación de educar a sus hijos.
Ya son al menos dos
generaciones de padres en España que, por diversas causas, en el mejor de los
casos, piensan que esa responsabilidad recae en los colegios e institutos y no
en ellos que, por el contrario deben tratar de ganarse la “amistad” de sus
hijos, que no el “respeto”.
Pero aun así, en el
supuesto de que fueran los profesores los responsables de esta importantísima
labor, muchos padres los desautorizan delante de sus hijos si al profesor, Dios
le libre, se le ocurre poner un correctivo que los padres estimen excesivo. Ni
educan ni dejan educar.
Si nuestra generación
puede alzar la voz en este tema es, sencillamente, porque recibimos de nuestros
padres, complementada por los magníficos profesores que tuvimos en la infancia
y adolescencia, una educación basada en el premio al esfuerzo, el castigo
ejemplarizante a los malos comportamientos, el respeto al mayor y a los
semejantes, el compañerismo y el compartir con quienes estaban en peor
situación, en momentos también muy difíciles económica y socialmente en España.
Nuestro fallo, de mi generación y aun más
de la siguiente, ha consistido en no saber transmitir estos valores positivos,
precisamente en los años de más desarrollo económico de nuestra sociedad, a
nuestros hijos y consecuentemente ellos a los suyos.
Las consecuencias derivadas de esa
clamorosa falta de educación, el país lo está pagando con creces en forma de
corrupción política, económica y social. La violencia en todas sus formas,
desde la verbal que se vive en algunas manifestaciones deportivas hasta el
asesinatos de mujeres por sus propias parejas, crímenes horrendos cuyo número no
para de crecer.
Banqueros que engañan a ancianos y personas
de buena fe apropiándose de los ahorros que tanto trabajo les ha costado
reunir. Los políticos y sindicalistas que se apropian del dinero destinado la formación profesional o para paliar las
dramáticas situaciones de muchas familias sin trabajo.
Para qué extendernos en tantos males como
vemos a diario, que aun algunos tratan de minimizar diciendo que siempre fue
así, pero que antes no se conocían estas cosas porque los medios de
comunicación no los reflejaban. No niego que el mal siempre está presente en
cualquier manifestación humana, pero ni de lejos vivíamos en nuestra juventud en
tan alta proporción los problemas de convivencia que ahora padecemos, excepción
hecha de los terribles años del terrorismo de eta.
En la “Revista Utopía”, Fernando Sánchez
Salinero, en un magnífico artículo titulado “La generación que construyó España”
dice cosas como: “Mis padres tiene en
torno a los 70 años y siempre han sido un ejemplo de trabajo, honradez,
austeridad y generosidad. Sabían que el esfuerzo tenía recompensa y la honradez
formaba parte del patrimonio de cada familia” para sentenciar: “Cuando analizas lo que pasa en una empresa
o en una sociedad, debes buscar la causas que provocan esa situación, porque
solo trabajando sobre las causas puedes cambiar los efectos”
Está muy claro, conocemos las causas: el
fallo clamoroso en los sistemas educativos de los padres o simplemente la inexistencia
de sistema alguno, la total dejación y abandono a su suerte de los hijos, cuando
no la nefasta costumbre de concederles, sin el menor esfuerzo por su parte, de
todos los caprichos imaginables, aunque en muchos casos supongan un auténtico
sacrificio para los padres.
Claro el diagnóstico, ahora falta la
voluntad de poner en marcha los remedios, aunque sea por la vía de la
imposición de medidas correctoras drásticas, como parece que por fin se va a hacer
con la violencia de los incontrolados grupos extremistas de “aficionado” al futbol, después de que se haya
producido una nueva muerte y agresiones armadas. Cuanto antes mejor.
Los políticos "progres" incitaban a la "movida". Los demás les seguían la corriente para no ser tachados de "carcas" . Alcohol, drogas, libertinaja sexual..... Sin barreras morales ni éticas, sin creencias, sin obligaciones. Sólo derechos, no ganados sino adquiridos "por la cara". Culto al placer inmediato, al hedonismo.
ResponderEliminarEsas fueron las semillas de los frutos que estamos recogiendo en una Nación que ha perdido el norte
Los que tienen entre 20 y 30 años lo tienen bastante chungo, es un momento para reflexionar y pensar que la única manera de superar situaciones como la actual es preparándose bien y con mucho esfuerzo desde pequeñitos. Ahora para muchos va a resultar que ya es tarde.
ResponderEliminarJaime , gracias por tu magnifico articulo de "Padres Modernos". ¿Cuantos años tendremos para volver a nuestros padres ? y lo peor , es que esto no haya hecho mas que empezar.
ResponderEliminarGracias Jaime. Como siempre, no sólo estoy en la misma línea, sino que además suscribo cada una de las palabras que empleas en el presente artículo.
ResponderEliminarArtículo muy interesante Jaime. Enhorabuena!. Fuerte abrazo!
ResponderEliminarEn este país, todo lo que recuerde al pasado cercano es tachado de fascismo, dictadura y hay que terminar con ello, cosas como el ejemplo a los demás, la "buena" educación, la moral todo eso por lo visto emanaba del caudillo y hay que exterminarlo. Hace mucho mucho tiempo el que quería conseguir algo se afanaba en conseguirlo, con trabajo, esfuerzo y dedicación. Ahora se busca el atajo, la trampa y el engaño.
ResponderEliminarCHE