Cerrar los ojos, mirar para otro lado, no
resuelve los problemas y cuando los problemas son de la envergadura y gravedad
de los acontecimientos que se están viviendo en Ucrania, solo una solución
militar, que nadie desea por sus elevadísimos costes en vidas humanas,
restablece, terminado el conflicto, la inestabilidad que llamamos paz.
En
Siria, con más de 150.000 muertos y millones de refugiados, se desarrolla una
guerra donde las grandes potencias juegan sus bazas, Rusia y China apoyando al
dictador Bashar Al Assad, quien heredó la presidencia de su padre Hafez Al
Assad, y Estados Unidos y aliados ayudando a las guerrillas rebeldes, a las que
se han unido, quizás sin que se lo pidieran, grupos armados de terroristas de
la franquicia Al Qaeda, desvirtuando y complicando extraordinariamente la
situación.
Lo
sucedido en Crimea no es más que el principio de no sabemos muy bien qué, pero
nada bueno desde luego. La apuesta fuerte ha sido la vencedora. Putin ha
movilizado sus tropas y en un abrir y cerrar de ojos se ha anexionado Crimea,
sin que las amenazas de Obama, que solo han sido económicas y muy limitadas,
hayan hecho dudar ni un instante al líder ruso, que añora la extinta URSS y
que, por lo que se ve, está dispuesto a reconstruirla, al menos hasta donde le
dejen, que por ahora es todo.
Minorías
ruso parlantes las hay en todos los países de la antigua URSS muchos de ellos, como los habitantes del este
de Ucrania, deseosos de formar parte del nuevo imperio ruso. Si, como parece,
este hecho es de por si suficiente para que, como fichas de dominó, vayan
cayendo territorio tras territorio, con desiguales enfrentamientos entre sus
habitantes, los unos decididamente apoyados por Rusia y su poderosísimo
ejército y los otros abandonados a su suerte y con el único respaldo de una dubitativa
Europa y un timorato Obama. Solo es cuestión de tiempo.
La
Guerra Fría tenía como base de su estabilidad, el conocimiento por ambas
partes, de que los ejércitos por muy poderosos que sean, solo son eficaces si
existe la firme determinación de usarlos. Solo esa firmeza hará dudar al
posible enemigo
de la conveniencia de sus provocaciones y le hará medir mucho
más las posibles consecuencias. Y ese no es el caso de Occidente.
Muy cierto, "la firme determinación de...", algo que no ocurre en occidente, demasiados intereses nacionales y particulares. Putin parece tener las ideas claras y es un buen jugador de ajedrez, capaz de sacrificar una o dos piezas para ganar la partida. No invadirá Ucrania, no lo necesita (vendrán a él) ni le conviene (podría asustar a Bielorrusia y otros que ahora le son afines). Y hablando del nuevo imperio ruso ¿alguien se ha fijado en el papel de la iglesia ortodoxa en ese plan?. Un saludo. M.
ResponderEliminarEfectivamente, la Iglesia Ortodoxa Rusa está jugando un importante papel apoyando la idea de la Gran Rusia. Putin tiene todo su apoyo manifestado explícitamente, además de la influencia sobre los rusos que viven en Ucrania y otro países limítrofes.
ResponderEliminarYa hoy, Putin ha retirado sus tropas a 10 Kms de la frontera de Ucrania (al menos eso han dicho, aunque sin verificación), pero no necesitará invadir ningún país, entre otras razones porque todos saben que si lo necesita no dudará en hacerlo.
Saludos
Si, a principios del pasado año ordenó un plan quinquenal para construir 250 iglesias, con su soporte financiero correspondiente, y provistas de fundaciones, obras sociales, etc., por eso la operación emprendida por orden de Vladímir Putin en Ucrania contó con el apoyo del Senado ruso y la bendición del patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa, Kiril. Por cierto, en Marbella se ha fundado el Club Imperial Ruso y una Iglesia ortodoxa. Un saludo. M
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