Con
mucha frecuencia recibo comentarios a mis artículos, tanto en el blog como en
el Diario de Cádiz, de lectores que, muy disconformes con la situación actual
de España, se preguntan y me preguntan: ¿Qué se puede hacer?
A
todos les respondo lo mismo, yo tampoco tengo la solución, pero “algo hay que
hacer” y con urgencia. El deterioro moral, social y económico de España,
requiere una terapia de choque, no un tratamiento a largo plazo con nulos
efectos paliativos, todo fiado a un futuro que algunos, entre los que se
encuentran quienes optan por el suicidio, no verán.
La situación
es muy desesperada y quien no lo vea así es porque tiene la suerte de no tener
muy cerca uno de estos dramas
familiares. El país no puede soportar casi seis millones de parados, el
veinticinco por ciento de la población activa (es un decir), millón y medio de
hogares en los que no hay ingresos, ni siquiera subsidios, y con hijos a los
que alimenta la Iglesia Católica a través de sus muchas instituciones, la
primera de ellas Caritas.
Familias
mal viviendo de las pensiones de los abuelos, y jóvenes bien preparados
emigrando por miles a Alemania, Gran Bretaña o Iberoamérica.
Tras
la experiencia de Zapatero, sin duda el peor Presidente de Gobierno de la democracia, y sobre el que
no haremos más leña, el Partido Popular logra una mayoría absoluta, más por
hartazgo del PSOE que por méritos propios. Rajoy, antes y después de las
elecciones, obtiene en las encuestas unas calificaciones de suspenso bajo. No es
un líder carismático, no llega al ciudadano y no sabe (aunque bien quisiera)
explicar lo que esta haciendo.
El
Partido Popular, que pecó de prepotencia en Andalucía y terminó perdiendo un
gobierno que tenia ganado, sigue, a nivel nacional, con iguales
comportamientos: Tengo mayoría absoluta, hago lo que creo que tengo que hacer y
prescindo de consensos y acuerdos previos. Gobierno por decreto o mayoría y,
quizás dentro de otro año más o año y medio, empecemos a crear empleo
(naturalmente poco) y los españoles nos darán la razón.
No
hay tiempo, el tiempo se ha terminado cuando casi un cincuenta por ciento de la
población (quizás me quedo corto) mal vive de la caridad y las ayudas. Se
cumple un año de gobierno del PP y el balance es:
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Más paro y peor retribuido.
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Sigue la incesante destrucción del tejido empresarial,
sobre todo en la pequeña y mediana empresa, que son las que generan el noventa
por ciento de los puestos de trabajo.
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Cada día cierran por miles pequeños comercios, casi
todos empresas familiares, porque a los españoles de a pie, el poder
adquisitivo se les ha reducido drásticamente y la actividad económica está bajo
mínimos.
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Las administraciones publicas: Gobierno Central,
Gobiernos Autonómicos, Diputaciones, Mancomunidades y Ayuntamientos no dan un paso hacia la reducción de duplicidades o
triplicidades administrativas, eliminación de los miles de asesores y liberados
sindicales o reducciones considerables de sus sueldos, a veces duplicados, y
sobre todo de sus complementos.
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Los partidos políticos, sus fundaciones y sindicatos,
continúan recibiendo millonarias subvenciones del dinero de todos los
españoles.
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Algunas cajas y bancos, tras una pésima administración
y haber engañado y cobrado intereses de usura a sus clientes, tienen que ser
ahora rescatados con dinero que pagaremos durante muchos años.
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Así y todo, esas entidades bancarias siguen negando
préstamos a empresas y particulares y ejecutando desahucios, ahogando las pocas
posibilidades de supervivencia de muchas empresas y comercios.
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Lo que no falta en los presupuestos son gastos en
“embajadas” y medidas favorecedoras de las señas de identidad de cada región,
junto con recortes en servicios sociales, educación e inversiones productivas o
prestamos a empresas.
Fui gerente
de una empresa azulejera a la que la crisis de 1993 había dejado en la
situación que encontré a mi llegada: De cuatro hornos instalados, dos apagados
por exceso de producción y escasez de ventas. El stock era tan grande que ya no
cabía en los amplios almacenes.
Un
Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en tramitación para despedir a 45
empleados de una plantilla de 185, y los sindicatos paralizando la actividad
productiva con huelgas y movilizaciones.
No voy a
entrar en aquí en detalles de cómo salimos de esa desesperada situación hasta
poner a la empresa en beneficios y, no solo no disminuir la plantilla, sino
aumentarla hasta 250 personas, la mayoría con contratos fijos, pero diré la palabra
mágica: c o m p e t i t i v i d a d.
Los bancos no
prestaban dinero estando en pérdidas y el dinero es la savia de la empresa, así
que hubo que buscarlo reduciendo costes y vendiendo algunos activos poco
rentables.
Se pactó con
los sindicatos una “paz social” a cambio de mejoras en las condiciones de
trabajo y seguridades de empleo según resultados, es decir, se involucró a toda
la plantilla en el nuevo proyecto.
Se mejoró el
producto y los canales de comercialización, nos hicimos más c o m p e t i t i v
o s.
Ahora, en España,
siguiendo directrices de la Unión Europea y para poder recibir, llegado el caso,
los fondos de ayuda que se precisen, solo se ejecuta una parte del plan, la
reducción de costes. La parte más débil de la sociedad soporta, casi en
exclusiva, lo más duro, lo menos imaginativo, los recortes del gasto.
Nos falta lo
más importante, relanzar la actividad económica mediante ayudas directas a pequeñas
y medianas empresas, emprendedores, autónomos y todo aquel que sea capaz de
generar empleo. Solo así seremos c o m p e t i t i v o s, solo así saldremos de
la crisis. Lo peor es que nuestros políticos no parece que lo tengan tan claro.
La sociedad
civil debe exigir a sus representantes medidas en esa dirección, la reducción
de tanto gasto inútil y la reactivación de la economía productiva.
Hay que empezar por el lugar en que se vive. Hay que hacer un solo ayuntamiento con las siete ciudades que conforman la Bahía de Cádiz que son: Cádiz, San Fernando, Chiclana de la Frontera, Puerto Real, Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Rota.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo; la situación es critica (yo diría que no la salva ni un buen rosario de la Aurora).
ResponderEliminarPero como hay que salir de ésta y no tenemos claro cómo, quizas seria conveniente dirigir la mirada a paises con mayor nivel de cultura y progreso
y poder trasladar a nuestro pais recetas que pudieramos aqui implementar para mejorar y aumentar la competitividad (como tu bien dices).
Sólo una pequeña puntualización: lo que propone el señor Valentín Graña es, ni más ni menos, que el sistema francés. Los Departamentos.
ResponderEliminarSe trata de unidades administrativas-territoriales más grandes que un municipio pero menores que una provincia. Ese sistema está heredado de Napoleón Bonaparte (GUIÑO PARA EL SEÑOR JAIME ROCHA: Bonaparte, gran estratega militar en tierra y nefasto en mar, ¿verdad?).
En Francia funciona la administración territorial mucho más económicamente que en España y el hecho de que el país vecino no tenga lo que nosotros entendemos por autonomías no significa que exista "centralismo opresor" ni falta de democracia allende los Pirineos.
No entro a valorar si podría funcionar en España (creo que sí, en principio no me parece mala la idea) o cuál sería el nuevo mapa administrativo. Creo que para dar un juicio al respecto es necesario estudiar y debatir el asunto.