sábado, 28 de marzo de 2015

SOBORNO ELECTORAL

Publicado en el Diario de Cádiz el sábado 28 de marzo de 2015


          Me llega una grabación de audio y casi simultáneamente, en un canal de televisión de ámbito nacional comentan sobre la misma. Más tarde, por el mismo canal, informan que la grabación se produjo durante la campaña electoral andaluza de 2012.

         Se oye una voz femenina y, por la forma de dirigirse a su auditorio, parece ser la jefa de los allí reunidos. Primero les dice que si pierden las elecciones “todos perderéis el trabajo, porque el PP lo está reduciendo drásticamente  en las comunidades en las que gobierna”.

         Luego añade que “los quiere a todos en campaña, en la calle, hablando con los empresarios, con todos, de las ayudas oficiales, los créditos de La Caixa…, dejad absolutamente el trabajo y dedicaros a la campaña”

         La propietaria de la voz es Irene Sabalete, a la sazón Delegada de Empleo de Jaén y, mientras escribo esta columna, está siendo detenida por orden de la juez Alaya junto con otros ex Delegados de Empleo y altos cargos de la Junta por el fraude de los curso de formación.

         No sé el recorrido que tendrá esta información ni las consecuencias para el PSOE, probablemente ninguna, pero a muchos andaluces nos escandaliza constatar que lo que solo eran suposiciones, rumores de compra de votos, clientelismo, los PER y otras corruptelas de un régimen político que dura más de treinta años, son reales.

         Por otra parte: ¿Cómo explicar que la comunidad con los más altos índices de paro y abandono escolar, entre otros nada positivos, continúe dándole su confianza en las urnas al mismo partido que no ha sabido ni siquiera paliar tanto desastre? 

          ¿Hasta dónde, toda esa corrupción, es capaz de inclinar los resultados electorales hacia el partido del gobierno? Difícil saberlo sin conocer hasta donde han llegado estos intentos de soborno electoral, y el éxito obtenido.


Hay que salvar de esta corrupción a muchísimos políticos honrados, militantes del PSOE, que me consta están totalmente en contra de estas prácticas, pero sería bueno para ellos y para la democracia, que limpiaran tanta escoria, aunque les cueste perder el poder. Solo con una acción decidida desde dentro recuperarán la confianza de los andaluces. 

sábado, 21 de marzo de 2015

¿DÓNDE Y CUÁNDO?

           Lo acaba de decir el Primer Ministro francés Manuel Valls: “Se seguirán produciendo atentados terroristas yihadistas, solo que no sabemos dónde ni cuándo”. Muchos han criticado estas palabras del jefe de gobierno francés tachándolas de alarmistas, pero la realidad de los hechos le dan la razón.

       En tan solo tres días se han producido atentados con decenas de muertes en Túnez, Yemen y Siria. Los tres reivindicados por el grupo terrorista DAESH, autodenominado Estado Islámico, que promete acabar con los infieles allá donde se encuentren, considerando como tales, no solo a los occidentales, sino a los propios musulmanes que no se unan a su causa del terror.

       Son especialmente significativos los atentados de Túnez y Yemen. El primero, realizado por jóvenes tunecinos entrenados en la vecina Libia, tiene dos objetivos muy claros: Túnez es el único país en el que triunfó la llamada “primavera árabe” con la caída del dictador Ben Alí y la promulgación de un estado laico y democrático, lo que supone un claro desafío a los fanáticos yihadistas, y por otra parte, el ataque a un grupo de turistas occidentales en un museo, es un golpe directo a una de las más importantes fuentes de ingresos del país.

       Los 140 muertos en dos mezquitas de Yemen el viernes de oración, el primero de esas características que se produce en ese país, es un claro mensaje a los musulmanes pacíficos de hasta donde están dispuestos a llegar en esta escalada de barbarie y terror.

       ¿Dónde y Cuándo? Nos preguntamos con Manuel Valls. Ni los Servicios de Inteligencia y los Cuerpos de Seguridad occidentales, dedicados en cuerpo y alma a la detección de activistas yihadistas, con su enorme potencial técnico y humano pueden ser capaces de evitar las masacres que estos descerebrados están dispuestos a producir, donde y cuando puedan.

       La responsable de asuntos Exteriores Europea, la italiana Federica Mogherini, propone alianzas con los países árabes moderados para la lucha contra el yihadismo que se sumen a Jordania y Egipto. La Unión Europea y Estados Unidos se reúnen y hacen declaraciones conjuntas que reflejan la preocupación y la necesidad de actuar conjuntamente, pero solo algunos líderes políticos, como Manuel Valls, declara abiertamente; “Si, estamos en guerra contra el yihadismo”.

       Si tanta muerte, mucho más mediática si ocurre en occidente o afecta a occidentales, todavía no logra la unidad de acción o el reconocimiento conjunto de la gravedad del problema, de que se trata de una auténtica guerra en la que, queramos o no, estamos inmersos, y sobre todo no se emplean los medios que sean necesarios para cortar las fuentes de financiación del terrorismo yihadista y acabar militarmente con ellos, solo nos quedará seguir esperando el ¿dónde y cuándo?

       El temor a adoptar decisiones equivocadas, (tras las experiencias de Irak y Afganistán), a provocar a los violentos, o a alarmar excesivamente a sus conciudadanos, hace que muchos políticos occidentales aun piensen en la alianza de civilizaciones, en acuerdos con los países árabes moderados que legitimen su acción de fuerza contra el terror, que no contra una religión, y así, un día sí y otro también, descubrimos con horror e impotentes,  cuando y donde han decidido los terroristas acabar con nosotros.

           
           
           



domingo, 15 de marzo de 2015

MENDIGOS

Publicado en el Diario de Cádiz el sábado 14 de Marzo de 2015

       De vez en cuando, siempre serán muchas, leemos en la prensa la muerte de un indigente, de un “sin techo”, de esas personas cuyas historias ignoramos pero que, a veces por mala suerte, otras por sus propios errores, han terminado mal viviendo de la caridad y de la solidaridad de personas e instituciones sensibles a estas situaciones.

      Otras muertes ni siquiera son del dominio público, pero puedo asegurar que también ocurren. Ese es el futuro de tantas personas sin futuro, sin esperanza, cuyas pertenencias caben en una mochila.

      Como digo, hay personas, voluntarios de distintas organizaciones, a los que estas personas si les importan, se acercan, las oyen, conocen los pormenores de tanta desgracia y les ayudan. Ayuda siempre escasa, insuficiente para remediar tanta escasez de afecto, de hogar, de lo más elemental que un ser humano necesita para sobrevivir.

      A veces uno pasa junto a ellos dormidos y abrigados por una manta que reconoce porque apenas hace unos días que se le entregó en una de esas organizaciones que les ayudan. Y luego, al día siguiente, lee en la prensa que muchos, he escrito muchos, edificios abandonados desde hace años están a punto de caerse, de terminar sus días de vida útil, sin haber servido absolutamente para nada durante muchos años.

      Uno no es más que una gota de agua en un desierto y los escasos albergues, las ONGs, los voluntarios, y las aportaciones económicas que con mucho esfuerzo se logran, apenas representan alivios parciales a tanta necesidad.

      Países como España, con más de cuatro millones de parados y, según un reciente informe de Caritas, más de siete en el umbral de la pobreza, debe tener como prioridad absoluta solucionar las necesidades básicas de todas esas personas.
     
      Necesidades básicas que van, desde un techo bajo el que cobijarse hasta una atención médica, pasando, naturalmente por alimentación, educación y abrigo. Igual que pasa con los edificios abandonados e inútiles, existen medios suficientes que la corrupción y el mal uso desvíen de lo que debería ser prioritario

viernes, 6 de marzo de 2015

ASESINATOS POLÍTICOS



          El valor de la vida humana se ha hecho insignificante, no ya para los fanatizados terroristas o los proabortistas, sino para políticos sin escrúpulos para los que todo vale con tal de mantenerse en el poder.

          Cristina Fernández, presidenta de la Republica Argentina, “lamenta la muerte (del fiscal Nisman) como lamenta la muerte de cualquier argentino”, como si el caso de este asesinato no le concerniera directísimamente. No olvidemos que Nisman acusaba a la presidenta de encubrir a los terroristas iraníes que en 1994 asesinaron a 85 personas pertenecientes a la mutualista judía AMIA.

          Vladimir Putin, presidente de Rusia, se `pone de perfil, como si no fuera con él, como si nada supiera del asesinato de Boris Nemtsov. El líder de la oposición paseaba con su novia, la modelo ucraniana Anna Duritska, frente a la catedral de San Basilio, en plena Plaza Roja, en pleno centro de Moscu, cuando unos pistoleros se aproximaron por su espalda y acabaron con su vida.

          No estamos hablando de fanáticos ni de países del tercer mundo, estamos hablando de países desarrollados, a cuyas sociedades se les suponen unos valores morales  y un desarrollo cultural y humanístico donde estos crímenes deberían estar desterrados.  

          Previsiblemente, las investigaciones no llevarán a ningún parte. En uno y otro caso, el poder político y los ejecutores materiales se aseguran de que así sea. Prácticamente, a pesar del tiempo transcurrido, en el caso argentino, y de la escasez de pistas en el de Nemtsov, los investigadores van dando por cerrado el caso. Solo la presión de la calle o de los más allegados mantiene una cirta vigencia de los casos, pero no durará mucho.

          La violencia se enseñorea por nuestro planeta y en nuestro propio continente europeo no acaban de asentarse los cambios que sobrevinieron al fin de la guerra fría. Tras los cruentos conflictos armados de la antigua Yugoslavia de los años 90, vivimos en nuestros días un nuevo episodio bélico en Ucrania cuyo final no se vislumbra.

          Occidente,  o para ser más exacto, la OTAN, no reacciona o reacciona tarde y mal, sobre todo por la falta de unidad de criterio de los países miembros. Ucrania, con la previa ocupación sin resistencia de la península de Crimea, puede ser dos cosas: o el regreso de la guerra fría o de la unión soviética.

          Putin, Fernández y otros mandatarios mundiales, como maduro en Venezuela, hacen uso de la violencia política para conservar el poder y reprimir cualquier atisbo de oposición, llegando al asesinato de quienes supongan un obstáculo a sus intereses.

          Serán asuntos internos, pero organismos como la ONU, tan defensora de los derechos humanos en otras ocasiones, debería pronunciarse ye intervenir en auxilio de quienes están siendo asesinados. O esas vidas no merecen ser defendidas por la comunidad internacional.


          A Cristina Fernández le duele la muerte del fiscal que la acusaba de un gravísimo delito tanto “como la de cualquier argentino”, es decir: nada.